Ocupación laboral con capacidades especiales en los talleres de Aframas en Cuenca
La asociación ocupa a una veintena de personas con discapacidad intelectual en tareas de carpintería, jardinería y encuadernación
Cuenca
Aframas (Asociación Fray Serafín Madrid Soriano) es la entidad social que desde 1982 se encarga de gestionar distintos recursos de atención a personas con discapacidad intelectual como la residencia y el centro ocupacional que se ubican en la calle Alonso de Ojeda, la primera, y en General Santa Coloma, el segundo. La relación de Afarmas y sus usuarios ya tuvo un primer encuentro en Hoy por Hoy Cuenca en 2017 cuando sus usuarios visitaron nuestros estudios. Ahora somos nosotros quienes conocemos sus talleres y la función que desarrollan para asegurar la ocupación labora de estas personas con capacidades especiales. El resultado es el reportaje que podéis escuchar a continuación:
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Cuando entramos en el taller ocupacional de encuadernación de Aframas en Cuenca, encontramos al monitor Jesús Martínez “restaurando libros antiguos del registro”, nos dice, “en la medida de los posible”. Sobre una amplia mesa tiene ya descosidos los pliegues de hojas que aparecen rotos, doblados y casi deshechos por las orillas. “El taller es completamente artesanal, todo lo hacemos con las manos. Tenemos una cizalla, una guillotina y una prensa, lo demás es todo a mano”, relata Jesús mientras nos explica el proceso de restauración de los libros. “Aquí llegan completamente destrozados. Se descosen, se sierran, se vuelven a coser y se les ponen tapas. Tenemos que hacer los cuadernillos con estas hojas que están sueltas. A los trozos rotos les ponemos cinta de restaurar antes de encuadernarlos”.
En este taller también se hacen libros nuevos como la colección del poeta y artista conquense Juan Carlos Varela que tienen ahora entre manos. “Es un libro que está ahora en una exposición en la sala Aqua sobre el surrealismo portugués [homenaje a Arturo Cruceiro Seixas, hasta el 21 de noviembre] del que estamos haciendo cincuenta ejemplares”.
“Aframas es una asociación sin ánimo de lucro que se encarga de ofrecer apoyos y todos los recursos necesarios para que las personas adultas con discapacidad intelectual tengan una vida digna de ser vivida”. Así define la entidad su directora en Cuenca, Cristina Muñoz que lleva un par de décadas ligada a ella y en la que ha realizado distintas funciones. “Los talleres ocupacionales ocupan una gran parte de la actividad de la entidad”, nos cuenca, “porque en ellos trabajan veintiuna personas de las cuarenta y cuatro que atendemos. Los talleres les ofrecen tener una responsabilidad y adquirir unos hábitos de trabajo que no encontrarían en otro sitio en la ciudad”.
En el taller de restauración acompañan al monitor Jose, José Benito y José Miguel. “Somos ocho todos los días,”, dice Jesús. Este taller ocupacional funciona “como cualquier otro taller artesanal. Echamos ocho horas cada jornada”. La diferencia puede estar en los empleados, aquí son personas con discapacidad intelectual, pero con otras capacidades “como trabajar con sus manos, algo para lo que no todo el mundo vale”, defiende su profesor que nos va enseñando los trabajos que realizan sus empleados: carpetas de moaré rojo, álbumes de fotos con papeles naturales, con tela, piel o polipiel, personalizados algunos; cajas de todo tipo; cuadernos con imágenes de Cuenca de distintos tamaños y formatos, algunos apaisados. “Estos son unos cuadernos con la portada pintada por Vicente, uno de los usuarios. Como ves, hacemos cuadernos y los podemos personalizar. Nos traen la foto y la imprimimos en el álbum o en el cuaderno”, explica Jesús Martínez que lleva 26 años dirigiendo este taller. José ya estaba por aquí. “Llevo unos treinta años”, nos dice mientras nos relata el trabajo que desarrollan en el taller. Él lo tiene muy claro, después de tres décadas en el oficio, cuando le preguntan a qué se dedica responde: “a la encuadernación”.
José Benito no sabe manejar las máquinas, ni da cola. Él es el encargado de los pesos. “Cada uno, según sus capacidades, hace una cosa u otra. Unos saben hacer unas cosas, otros otras, cada uno tiene su función aquí”, recalca Martínez y nos explica que en el taller de encuadernación también realizan grabado y corte láser que se usa, por ejemplo, “para la impresión y personalización de las tapas de libros, álbumes y cuadernos. También para hacer trofeos, placas de reconocimiento o azulejos. Son infinitas las posibilidades que da una máquina láser”.
Los usuarios, o llamémoslos trabajadores, de estos talleres ocupacionales son personas con discapacidad intelectual “que, además, debido a la edad y a la medicación que toman, han asumido alguna enfermedad asociada”, explica la directora. Eso no ha impedido que puedan desarrollar esa actividad laboral incluso durante muchos años. “Son capaces de aprender habilidades y de hacer lo que ellos quieran, con los apoyos que necesiten son capaces de hacer cualquier cosa”, dice Muñoz.
Con esta ocupación, con este trabajo de siete u ocho horas de lunes a viernes se consigue, “sentirse útiles y sentirse un ciudadano más de pleno derecho”, uno de los principales objetivos de estos talleres ocupacionales de Aframas.
Una vez conseguido ese objetivo, desde la entidad están apostando actualmente por dar a conocer al resto de la sociedad conquense “el valor que pueden aportar a la ciudad”. Es una medida para solucionar un problema generacional que es real: los participantes en los talleres son adultos de mediana edad o incluso avanzada, algunos cercanos a la jubilación. “El relevo lo tenemos complicado”, dice la directora, “solo dos personas de los cuarenta y cuatro usuarios de nuestra residencia tienen menos de cuarenta años. Lo que pretendemos es transformar los talleres para que ellos, con toda la experiencia que tienen, enseñen a los ciudadanos de Cuenca a hacer actividades con nosotros como pueden ser adornos navideños, muebles, carpetas, cuadernos. Tenemos los talleres abiertos y les estamos capacitando ahora para que sean formadores. Estaría abierto a todo el mundo ya que nosotros trabajamos por la inclusión”.
En el taller de carpintería encontramos a Juanfran lijando una de las piezas de madera que conforman un perchero con forma de árbol. La luz que entra por uno de los grandes ventanales del taller se tamiza entre el polvo de la actividad y el sonido del raspado de la lija nos acompaña mientras charlamos con el monitor Toni Calvo. “Estos días estamos elaborando adornos navideños. Cortamos unas rodajas de madera de chopo o de encina, las lijamos y después las decoramos, bien pintadas o con adornos de cartulina o goma eva. Otras piezas se elaboran con marquetería, con diferentes formas que después se arman para conformar el adorno”.
En este taller de carpintería está también Pepe con la sierra de marquetería, Francisco anda entretenido con pequeñas piezas para montar una tortuga de madera, Julián también está haciendo piezas para un juguete y Juanfran nos cuenta que él también se ocupa de los recados. En total, ocho trabajadores que elaboran todo tipo de objetos además de ocuparse del mantenimiento del propio centro. “La ventaja de este taller es que podemos hacer en cada momento lo que más nos apetece, pero sin dejar pasar los encargos que hay que sacar adelante”, dice Calvo. “Aquí realizamos cualquier pieza de madera que no te vayan a hacer en una carpintería al uso, bien porque sea muy específica a la que hay que dedicarle muchas horas con un aumento del coste considerable, aquí hacemos piezas por encargo, piezas únicas que en un taller que debe sacar producción diaria no podrían hacer. Por ejemplo, colaboramos con artistas, con alumnos de Bellas Artes, que necesitan hacer una pieza tallada, una caja con medias específicas, piezas personalizadas al fin y al cabo”.
Muy cerca del edificio de la calle General Santa Coloma donde se ubican los talleres ocupacionales, Aframas gestiona una residencia. Están en Alonso de Ojeda, la calle de al lado. “Es donde viven todos ellos”, explica Cristina Muñoz. “Como son mayores de edad, pues muchas de sus familias no les pueden atender en sus casas y optan por un recurso residencial donde tienen todos los servicios para su día a día. Tenemos trabajadora social, administrador, limpieza, lavandería, fisioterapia, enfermera, técnico de atención sociosanitaria, servicio de ocio y tiempo libre, todo tipo de profesionales que le ayudan en sus actividades diarias y que les dan todas las oportunidades para que disfruten de su vida y tengan elecciones y oportunidad para tener una vida enriquecida”.
La financiación de este recurso se consigue con la aportación del 75% de la pensión de los usuarios, con las subvenciones de la Consejería de Bienestar Social y de la Diputación. “Con las ventas de los encargos y trabajos que se hacen en los talleres podemos remunerar semanalmente a los trabajadores para que ellos se sientan más realizados por la labor que desempeñan”, explica la directora de Aframas en Cuenca que insiste en “trasmitir la capacidad que tienen estas personas de hacer cosas buenas para la ciudad y abrirles las puertas de nuestros talleres para que vengan a conocernos, a ver las instalaciones y que propongan ideas para llevar a cabo con nosotros”.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...