El Sporting agrava su crisis con un enorme ridículo en El Toralín

Gijón

De ser el mejor equipo de la categoría en la jornada 10 a convertirse en el peor de Segunda en las siete siguientes, paseándose por España de ridículo en ridículo, sumando solo un punto de los últimos 21 y habiendo ganado únicamente dos de los últimos doce partidos. Las alarmas están definitivamente encendidas en un Sporting en caída libre, que con una sonrojante goleada en Ponferrada se ve ya tan cerca del sexto puesto como del descenso, al menos hasta que el Leganés y la Real Sociedad B jueguen esta noche, con la posibilidad de acercarse por detrás al equipo gijonés.

El intento de David Gallego de sorprender al rival y reforzarle defensivamente en El Toralín fue un auténtico desastre. Si la pretensión de la defensa de cinco era (ante la merma del potencial ofensivo por las bajas) blindar la portería propia, el resultado no pudo ser peor. A los diez minutos la Ponferradina ya había reventado el improvisado plan del entrenador rojiblanco, que sin capacidad de reacción vio cómo en el minuto 35 el Sporting ya perdía 3-0. Roto el equipo, desencajados y perdidos los jugadores en el campo y hundido y bloqueado Gallego en el banquillo, hasta el descanso no se buscaron soluciones al ridículo. Borja López, lanzado a los leones en el día de un giro de sistema nada trabajado (o, al menos, en absoluto asimilado) fue sustituido por 'El Puma'. Era demasiado tarde para la remontada, incluso pese al gol de Nacho Méndez, que trató de enmendar su grave error del primer gol con un buen disparo de media distancia que recortaba diferencias. Ni dos minutos duró el atisbo de esperanza para los más soñadores, porque Copete se encargaba de poner de nuevo las cosas en su lugar con el cuarto gol berciano.

El Sporting vuelve a ser un mar de dudas, competitiva y estructuralmente. El crédito de Gallego está bajo mínimos, aunque el club apuesta por aguantar a un entrenador que se ganó el respeto por su serio trabajo de la temporada pasada pero que este año se está ganando las críticas por su inmovilismo, su incapacidad para buscar soluciones y unos números que harían temblar al técnico más consolidado, por no hablar de sus errores para explicar la situación tanto antes como después de los partidos. Por confianza y por ser conscientes de las complicaciones que alteran la toma de decisiones del técnico, pero también por motivos económicos, el club no se plantearía seriamente un cambio de técnico salvo que el equipo cayera a los puestos de descenso. Una opción que hace unas semanas parecería una locura, pero que vista la dinámica ya no resulta tan quimérica. El sábado resulta obligado ganar al Fuenlabrada para que el propio rugido de El Molinón no altere los planes previstos.