El periodo de las "non natas"

 La segunda mitad del siglo XIX se parece mucho a la primera mitad. Una nación con guerras en ultramar de independencia, por otro lado, con la amenaza o la guerra con los absolutistas carlistas, en el bando liberal división entre liberales y conservadores, generales como O`Donnell, Prim, Narvaez, Espartero ocupan los altos cargos del gobierno con una monarca que iba dando su favor a uno u otros.

Esta situación política se refleja en la economía, en la sociedad, en el estado de las infraestructuras…

Por ello, no es raro que de los tres textos que analizamos en el día de hoy, dos de ellos no llegarán a promulgarse, no llegaron a entrar en vigor por una u otra causa, aunque son textos destacados, muy avanzados en su elaboración y que serán referente para textos posteriores.

Constitución Non Nata de 1856

La Constitución de 1856 era una constitución liberal, muy liberal, que reconocía la soberanía nacional y no compartida. Incluso la monarquía surge por voluntad de la nación. Además, ampliaba derechos, pero el sufragio seguía siendo censitario.

Una constitución que no se promulga pero que influirá mucho en la 1869, mientras siguió vigente la de 1845. El profesor emérito de derecho constitucional de la UNED y uno de los principales investigadores del constitucionalismo español incluso habla de que “los parlamentarios no querían perder el puesto” como uno de los chascarrillos de la época. Otra opción es que “los conservadores ya habían vuelto al poder” por lo que no la iban a sacar a adelante.

Constitución de 1869

Tras la “Gloriosa Revolución” se crea la constitución de 1869 que recoge mucho de la 1856, pero es una constitución monárquica sin Rey. Ya que las propias cortes son las que eligen a “un príncipe católico” que sea el nuevo rey de España. Hubo varios candidatos entre los tronos europeos y entre la propia familia de Borbón, pero finalmente se elige a un príncipe italiano, el duque de Aosta, hijo de Victor Manuel I de Italia, Amadeo de Saboya, que jura la nueva constitución.

Amadeo I jura una constitución democrática, una constitución en la que el Rey reina pero no gobierna, y que regula por ejemplo “el secreto postal” por parte de las autoridades y sólo por “juez competente”, es, por tanto, uno de los principales textos progresistas de la época. Cayetano Núñez destaca de esta constitución que crea la “monarquía parlamentaria” ya que “desde la de Cadiz el monarca es constitucional”, pero a partir de aquí el Rey tiene que someterse también a las cortes.

Amadeo de Saboya abdica a los dos años debido a la inestabilidad política, la guerra Carlista, la de Cuba, y a los enfrentamientos entre los partidos. En su carta de abdicación llega a decir

“Dos largos años ha que ciño la Corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla.”

Esta abdicación da paso a la primera república y a su proyecto de constitución

Constitución non nata de 1873

Las cortes republicanas comienzan a desarrollar el trabajo para crear una constitución republicana y hubo grandes pugnas entre los unionistas y los federalistas, siendo esta última opción la elegida. Una constitución federal que tiene que hacer frente también al cantonalismo que se desata con alzamientos en muchos puntos de la nación.

Una constitución que separaba rígidamente los tres poderes, por ejemplo, el gobierno no podía acudir a las cámaras legislativas, y se creaba un cuarto, el del presidente de la República como nexo de unión de los demás. En los derechos y libertades aumenta los obtenidos en la 1869.

La constitución non nata republicana se tramita como “república federal” pero según Cayetano Núñez “se parece más a una constitución autonómica que a una constitución federal”. Pero no fue posible el aprobarla por la poca duración de la República que en poco más de un año tuvo 4 presidentes.