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Ganadería

Productos lácteos con sabor cisterciense

El Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia) posee una granja con 60 vacas y lleva sacando al mercado leche, queso fresco y yogur natural desde 1953

El abad, Carlos Torrejón / Manuel Brágimo (i)

El abad, Carlos Torrejón

Palencia

David Herrero / ICAL

Un total de 60 vacas de raza frisona, 1.500 litros de leche diarios y el Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia). Tres elementos que, conjugados a la tradición y al sabor, dan lugar a queso fresco, yogur natural y leche, tanto la más conocida comercialmente por su proceso de ultrapasteurización (UHT) como la leche fresca, que posee más sabor y solo está pasteurizada para eliminar bacterias, comercializada en una característica bolsa, pero con una caducidad breve.

La granja inició su actividad en 1953, al ser la primera diplomada de España y trabajada únicamente por monjes, algo que no sucede actualmente, dado que la gestión sigue siendo de los hermanos, pero se cuenta con siete trabajadores en total, detalla a la Agencia Ical el prior del monasterio, Carlos Torrejón.

Explica que en la explotación del monasterio realizan todo el proceso, desde la alimentación de las vacas hasta el ordeñado, que tiene lugar dos veces al día, y la transformación. Apunta que la mayoría de la producción se transforma y se vende a tiendas de Palencia y Valladolid, principalmente.

A mayores, sirven a alguna residencia de mayores y al Hospital Río Carrión, al ganar el concurso que se publicó, y a los establecimientos de varias provincias de una conocida cadena de supermercados, al que se vende leche fresca entera y yogur natural.

Calidad

Torrejón subraya que la clave es la calidad, porque la leche está controlada desde el origen hasta el punto de venta. Todo esto se nota en los productos finales, como ocurre con el yogur natural, al carecer de azucares o conservantes, agrega.

Una calidad que también se garantiza gracias a la alimentación de kilómetro cero. La comida del ganado se produce en las 200 hectáreas de tierras que poseen alrededor de la finca, y es mezclada por un experto para que las vacas coman de manera adecuada, con cebada, alfalfa o vezas.

No acaba ahí. Se convierte en una economía circular, porque las heces del ganado son empleadas como abono para sus tierras de cultivo, puntualiza el prior del monasterio ubicado en la localidad palentina de Dueñas, que a día de hoy cuenta con 22 monjes pertenecientes a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, conocida como Orden de la Trapa.

Precios y rentabilidad

La granja del Monasterio de San Isidro de Dueñas no es ajena a la tónica que viven el sector ganadero y los bajos precios por litro de leche que, en la mayoría de casos, no cubren ni los gastos de producción.

Por ello, Carlos Torrejón reconoce que hubo momentos que contaron con 300 cabezas de ganado y una producción diaria mucho mayor, pero se decidió echar el freno por la citada problemática de los precios y costes.

Además, traslada que existía “mucha producción y casi toda la leche se la acababa llevando la industria láctea externa, porque no tenían capacidad de transformar todos los litros, lo que producía un desequilibrio”. Algo que actualmente se ha reducido y estabilizado, comenta. Aun así, se sigue vendiendo 700 litros diarios sobrantes a una conocida empresa láctea, asevera.

 
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