Sa Pobla se toma la fiesta por su mano
La improvisada celebración te lleva a ese punto en que comprendes la fatiga ciudadana, ante el inicio del tercer año consecutivo de pandemia

Palma
Sa Pobla se tomó la fiesta de Sant Antoni por su mano, burlando la suspensión mediante una concentración espontánea y masiva, donde solo se echaba en falta el fuego de las hogueras
No me verán en un festejo semejante, y la mejor prueba es que no estuve, pero tampoco me atrevo a criticarlo.
La improvisada celebración te lleva a ese punto en que comprendes la fatiga ciudadana, ante el inicio del tercer año consecutivo de pandemia.
Al colocarse el acto de rebeldía bajo la advocación de Sant Antoni, puede hablarse de una rogativa religiosa, tan efectiva al menos como algunas de las ridículas medidas oficiales de contención del virus.
Tras la rebelión de sa Pobla, ha cundido el pánico por lo que pueda ocurrir en Sant Sebastià.
Las autoridades no tienen de qué preocuparse, Palma es más fácil de someter porque carece del espíritu colectivo de sa Pobla.
En cambio, más valdría que el Govern extrajera alguna lección del Sant Antoni a contrapié.
Demasiado preocupadpo con conquistar a organizaciones empresariales y demás enclaves de la sociedad civil parasitaria, el Pacto de Progreso se desentiende de los ciudadanos de a pie.
Conviene que comiencen a repasar dónde obtuvieron los votos y cómo mantenerlos.
Esa toma de conciencia suele llegar demasiado tarde, pero no podrán decir que no estaban avisados.




