La reforma laboral afectará en la Ribera a la agricultura y hostelería

Aranda de Duero

La reforma laboral podría estar a la vuelta de la esquina. Su aprobación aún no es una realidad pero se están buscando los apoyos para hacerla realidad, y sus modificaciones aunque no son excesivamente amplias, sí suponen cambios que afectan fundamentalmente a una mayor rigidez, y que sobre todo buscan incentivar el contrato indefinido por delante del temporal. Por ello, este jueves la SER de Aranda ha realizado un interesantísimo coloquio en el que todas las partes -laboral, empresa y sindicatos- han valorado los cambios que supondría la reforma y su afectación a nivel local en la Ribera.

José Ramón Nogales, vicepresidente del colegio de graduados sociales de Burgos, ha explicado primeramente y a través de sus conocimiento de la misma que "esta reforma es mucho menos amplia e intensa, no se han tocado otros aspectos como las indemnizaciones". A pesar de ello, advierte de que "va a suponer un planteamiento de cambio, no produce más que hablar de contratos fijos de carácter discontinuo en vez de temporales, lo que lleva a más papeleo, pero no le veo ningún problema". "Puede haber más gasto de gestión pero no es un paradigma para que la gente tenga muchos problemas; hay que cambiar el chip. En la Ribera afectará en vendimias, poda... Pero es llamar a los mismos trabajadores. El mayor problema es que estos no se encuentren en nuestra zona, pero eso implica mayor problema administrativo", expresa Nogales, molesto de que los partidos políticos achaquen a sus reformas la subida de empleo, cuando "hay trabajo si los empresarios lo tienen, y si no no le hay, y estamos en una zona en la que muchos no cogen contratos y trabajo porque no hay suficientes trabajadores para afrontarlos y cumplir con sus obligaciones".

Fuertes multas

Pero dada su experiencia y su profundo conocimiento de esta reforma, José Ramón advierte a los empresarios que realicen mal los contratos de que se enfrentarán sanciones de 10.000 euros. "Dice un artículo que el contrato de trabajo ordinario es indefinido, y los temporales se pueden llevar a cabo con situaciones muy definidas. Si no lo hacemos bien nos pueden poner problemas, y cada problema son 10.000 euros", cuenta.

Las empresas, con temor a la crisis

El vicepresidente de FAE Asemar, Roberto Rojo, entiende que "la reforma en sí de 2012 se mantiene". "Estoy de acuerdo en que se rigidizan algunos aspectos de la contratación, y es cierto que hay que tomar medidas para evitar la temporalidad, pero va a afectar. Sobre todo a sectores como el agrícola o la hostelería a los que no les da una solución real. La afección es menor en Aranda por la parte industrial. No resuelve el problema porque el problema es ese, son sectores que tienen un problema particular y al que le tenían que haber dado una solución personalizada. Esta legislación no le ofrece ventaja alguna al trabajador, en eso creo que no se ha dado solución", explica.

Sin embargo, la preocupación de los empresarios es la posible llegada de una crisis que comprometa este tipo de contratos. "No olvidemos que aunque contratemos porque haya trabajo, los malos tiempos van a venir y que situaciones difíciles van a venir. Esta modificación introduce el mecanismo red de flexibilidad pero sin ningún tipo de desarrollo. Se dan opciones para afrontar una situación compleja, pero a la vez no lo desarrolla. Espero que el diálogo social lo cambie. Y mete un concepto que para mí es un error, que es determinar que la activación depende del Consejo de Ministros, cuando el gobierno en su día negaba la existencia de la crisis", expresa Rojo.

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Los sindicatos son optimistas

Rubén Moro, secretario comarcal de CCOO cree que estos cambios ayudarán a fijar población y que quien trabaja actualmente temporalmente lo haga de continuo en diferentes épocas del año en el mismo lugar. "En el impacto que pueda tener, sí es cierto que coincido en el planteamiento de que a nivel industrial los cambios van a ser fáciles de llevar, pero donde sí va a ser un cambio y no un problema, es en el sector de la hostelería y el agrícola, por ser los sectores que más temporalidad tienen y que a partir de ahora van a obligar a las empresas a reorganizarse y usar las fórmulas de contratación a las que se pueden someter. Entiendo que lo que obliga es a organizar mejor su tiempo de trabajo y sus fines laborales", dice. 

"Según venía recordaba que uno de los grandes problemas de la comarca es la necesidad de fijar población y tener garantías de que la gente se quiera quedar, por eso lo veo como una oportunidad, si en vez de contrato de obra y servicio se pone un fijo discontinuo puede quedarse y afianzarse en la zona, e intentar ganarse la vida en la comarca. Yo eso lo veo como una de las oportunidades, no es la única solución para atraer población pero sí puede ser interesante. No somos además la única zona que tiene campo en España o Europa", asevera. 

En su misma línea está la secretaria comarcal de UGT, Sonia González. "La primera valoración es pareja a Rubén. No creemos que vaya a ser un problema en el sector industrial, pero en lo agrícola y hostelería hay unos contratos de obra y servicio que no ayuda; ayudar a esos trabajadores regulándolo creo que es una buena iniciativa y a través de esta reforma que es laxa, porque sí nos hubiera gustado que la reforma laboral de 2012 hubiera sido derogada, pero lo vemos positivo", apostilla.