CUENTO DE NAVIDAD DE LA SER

instrucciones para abrir una puerta

La famosa Dorothy, personaje principal de El Mago de Oz, es una niña profundamente paradójica, pues se cree perdida cuando en realidad se está encontrando. Sobre ese malentendido reposa el poder seductor de este relato, que metaforiza la naturaleza contradictoria de los seres humanos. Pero observemos a otro de los personajes: el Espantapájaros, que lamenta carecer de cerebro, es decir, de inteligencia, cuando ya en ese lamento hay una carga estimable de agudeza mental: nada como la sospecha de que uno es tonto para comenzar a ser inteligente. ¿Y qué le ocurre al Leñador de Hojalata?: que cree que no tiene emociones, por lo que se siente desgraciado. ¿Se sabe de algún psicópata al que le produzca tristeza la incapacidad de ponerse en el lugar de los demás? Finalmente, un verdadero cobarde, que es como se percibe el León a sí mismo, ¿sería capaz de emprender, y sin abandonarla, una aventura jalonada de riesgos?

Todos los personajes de El Mago de Oz están profundamente equivocados acerca de sí mismos, que es lo que nos ocurre a la mayoría de los seres humanos, seamos niños o adultos, de ahí el hechizo perturbador y trasversal que viene produciendo, desde que se publicara, esta novela de iniciación a la vida concebida para todos los públicos, porque no hay una sola etapa de la existencia en la que no nos estemos iniciando o reiniciando.

Me causa un asombro sin límites ese antiguo gag cinematográfico en el que vemos a un individuo intentando abrir una puerta tirando de ella hacia sí. El individuo se agota, suda, maldice, se desespera, y en esto llega alguien que empuja la puerta en sentido contrario y ésta se abre con facilidad. Algo hay también en este relato sobre las energías que gastamos en hacer complejo lo que era simple. Pero en esas complejidades de la existencia nos medimos; en esas complejidades, cuando aprendemos a manejarlas con sentido del humor, crecemos; en esas complejidades nos hacemos mayores en el buen sentido de la palabra. El Mago de Oz sigue siendo una obra de enorme actualidad porque habla de nuestros sueños de siempre y de la relación de ellos con nuestra vigilia.