Una txapela, dos campeones

Bilbao

Una txapela, dos campeones. Este es el mejor resumen que se puede hacer de la inolvidable final del Cuatro y medio que brindaron tanto Jokin Altuna como Joseba Ezkurdia a los más de 2.600 pelotazales que se dieron cita en las gradas del Frontón Bizkaia de Bilbao. Sólo podía ganar uno, y ese fue Ezkurdia, pero hubo dos campeones, por cómo se comportaron tanto el pelotari de Arbizu como el de Amezketa. Ha nacido una nueva rivalidad en la pelota que puede traspasar fronteras y situarse a la altura de otros duelos de altura de la historia de la pelota. Una txapela (para Ezkurdia), dos campeones. Aunque, la realidad sea que Jokin Altuna se queda sin sumar su cuarta txapela del Cuatro y medio, después de perder en la final del Frontón Bizkaia otra vez contra Ezkurdia por un ajustado 22-21 en un partido de pelota memorable.

La realidad es que dentro de muchos años, cuando se recuerden las finales del Cuatro y medio, se hablará seguramente de este 22-21 de Ezkurdia y Altuna en la final del 2022. Igual que un cuarto de siglo después se sigue hablando del 22-21 de Retegui a Titín de 1997. Fue un partido para la historia, inolvidable, soberbio, emocionante, épico por momentos, tenso e irrepetible. Por la lección magistral de juego y técnica de ambos pelotaris, extenuados por velocidad y los ritmos agónicos que tuvo la final.

Si son amantes de la pelota, guarden esta final en su videoteca, porque dentro de unos años la volverán a ver seguro. Se acordarán de cómo Ezkurdia le volvió a ganar a Altuna en la tercera final del Cuatro y medio en la que se enfrentaban. Le tiene tomada la medida de una manera descomunal. Entre ambos se han repartido las últimas seis txapelas del acotado, y en las últimas siete finales ha estado Altuna. Va para mito el gipuzkoano, si no lo es ya. La tercera final entre Ezkurdia y Altuna en el Cuatro y Medio fue una delicia de principio a fin, en la hora que duró y los 43 tantos que se jugaron.

Ambos salieron ambos a calzón quitado en el Bizkaia. Sin especular, sin regatear nada de esfuerzo. Así terminaron. Exhaustos. El que ganara iba a tener que, nunca mejor dicho, ganárselo. Lo pudo hacer Altuna con 21-20, con un gancho que le mandaba a la contracancha a Ezkurdia, pero el navarro restó la pelota con dificultades, se agarró al partido y se dio una última oportunidad. No la desaprovechó y tocó la gloria. Altuna se debe estar preguntando cómo dejó escapar una oportunidad tan clara.