El Bilbao Athletic se hunde en el pozo
El cambio de entrenador no surte efecto: 12 partidos sin ganar y a 10 puntos de la salvación
El jugador del Bilbao Athletic, Mikel Goti, se lamenta de una acción durante el choque ante el Real Unión
El Bilbao Athletic sigue cuesta y abajo sin frenos en lo clasificatorio. El filial rojiblanco sigue sin reaccionar y a pesar de cambiar de entrenador acumula ya doce partidos sin ganar y ha cerrado la primera vuelta a diez puntos de la salvación. El último capítulo del desastre del filial rojiblanco fue la derrota ante el Real Unión que jugó con diez jugadores durante una hora.
Y es que los cachorros no levantan cabeza y su futuro en Primera Federación parece complicarse a medida que pasan las jornadas. Este domingo cayó por 0-1 frente al Real Unión que dirige el bizkaino David Movilla, en un partido que se les puso de cara tras la expulsión del visitante Montoro en el minuto 35 de partido. El encuentro siguió el mismo esquema que tantas veces se ha visto desde que está Álex Pallarés en el banquillo. Los cachorros dominaron por momentos, y ya en el minuto ocho se pudieron adelantar por mediación de Malcom Adu Ares.
Tras pasar por vestuarios, el Bilbao Athletic continuó llegando a la portería rival, especialmente a través de Goti, que además de intentarlo hasta en dos ocasiones en los primeros compases de la segunda mitad, tuvo también la más clara del partido a centro de Quicala Bari, pero el balón no vio portería. Poco después llegó el tanto del Real Unión. Nacho Sánchez fue el artífice del gol, pero poco antes Aitor Seguín avisó con un disparo que golpeó en el palo. Nueva derrota para el Bilbao Athletic, cuarta consecutiva.
El efecto Pallarés no acaba de llegar
La derrota del Bilbao Athletic ante el Real Unión deja a los rojiblancos a diez puntos de la salvación. Los irundarras, que antes de la llegada de David Movilla a su banquillo aventajaban en un punto a los bilbaínos, ya le sacan once más. Si la propuesta de Bingen Arostegi no era la idónea, la de su sustituto Álex Pallarés no hay por dónde cogerla, al menos de momento.
Pallarés ha dirigido al equipo en 7 partidos oficiales y ha sumado 5 derrotas (Osasuna Promesas, Atlético Baleares, SD Logroñés, Sabadell y Real Unión), 2 empates Cornellá y Alcoyano) y ninguna victoria. El único triunfo del técnico catalán en el filial fue en un amistoso ante el Rayo Cantabria (1-0).
Álex Pallarés llegó en el mes de noviembre a Lezama tras la destitución de Bingen Arostegi. Era, por tanto, la primera vez que el primer filial masculino del Athletic está en manos de un técnico que nunca antes ha formado parte del club rojiblanco ni del fútbol bizkaino. La ruptura con esta tradición es total en la apuesta del presidente Jon Uriarte.
En Rusia fue donde coincidió Pallarés con Sergio Navarro, el actual director de Lezama. Y de allí viene su apuesta, según explicó Navarro. "Pude comprobar de primera mano la gran capacidad que tiene de llevar a grupos y el gran talento que tiene a la hora de entender este juego".
"Luego tiene su recorrido a nivel profesional como primer entrenador. Ni más ni menos viene de entrenar a Deportivo Táchira en la Copa Libertadores y de clasificarlo por primera vez a cuartos de final de la Copa Sudamericana eliminando al Santos”, añadió Navarro.
Patxi Salinas, último salvador
La pasada temporada, con el filial en una situación muy delicada y tan solo 13 puntos en el casillero, Rafa Alkorta, director deportivo del Club, pidió a Patxi Salinas, entrenador del Baskonia, que se hiciera cargo del Bilbao Athletic. Salinas, atendiendo a su carácter de tipo echado para adelante, atendió el requerimiento de Alkorta sabiendo que necesitaba conseguir 32 puntos en la segunda vuelta (número de play off) para mantener la categoría.
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A falta de una jornada, el equipo estaba salvado. El entrenador se quedó esperando algún contacto con los nuevos mandatarios del Club, que habían accedido a la directiva tras las elecciones. “Ni las gracias” apunta Salinas. Nadie se puso en contacto con él, por lo que dejó el club para firma por el Portugalete sin que nadie le dijera nada sobre su futuro.
