El Athletic anunció este lunes que recurriría la expulsión de Yeray el pasado sábado en Anoeta para intentar que el central pueda jugar el próximo domingo el partido frente al Real Madrid (San Mamés, 21:00 horas). Un camino, el iniciado presentando alegaciones ante el Comité de Competición, que podría no tener mucho éxito. Muchos en el entorno futbolero han sido quienes, en las últimas horas, han asegurado que la protesta del Athletic prosperará con total seguridad al haber desaparecido hace algunos años el conocido como «triple castigo». Es verdad que fue así. En 2016, la International Board incluyó esta novedad entre sus actualizaciones de las reglas del fútbol para ese año. Se cambió la normativa, sobre todo, relativa a los penaltis, con el objetivo de limitar el número de expulsiones por partido, así como reducir el impacto de una sanción que puede condicionar sobremanera un partido. Prácticamente se eliminó el conocido como «triple castigo», es decir, señalar penalti en contra, expulsar por roja directa al jugador que ha cometido la infracción y el consiguiente partido de sanción que acarrea para este dicha tarjeta. Sin embargo, hay un condicionante para que este «triple castigo» no se aplique. Según el artículo 12 del reglamento, «cuando un jugador cometa una infracción contra un adversario dentro de su área con la que se evite una ocasión manifiesta de gol del adversario y el árbitro señale penalti, el infractor solo deberá ser amonestado si con la infracción se pretendía jugar el balón». El matiz viene a continuación. Prosigue el texto explicando que «en el resto de acciones (agarrar, arrastrar, empujar, imposibilidad de jugar el balón, etc.), el infractor deberá ser expulsado». Llevado a la práctica, esta norma significa que una zancadilla al rival supone penalti y tarjeta amarilla, pero un empujón es penalti y roja directa. El caso similar al acontecido en el derbi del pasado fin de semana entre Yeray y Kubo se produjo en 2020 en un encuentro de Champions League en el Camp Nou. Jugaban el FC Barcelona y el Ferencvaros. En el minuto 68, Nguen corría en solitario hacia la portería de Neto. Ya había atravesado la línea del área cuando Gerard Piqué le agarró y le derribó. El árbitro del partido, Scharer, no dudó: penalti a favor del Ferencvaros y expulsión de Piqué por roja directa. El VAR intervino en la jugada, pero no corrigió al colegiado. Y es que en aquella jugada sí cabía el matiz a la eliminación del «triple castigo». En el caso de Yeray, el árbitro del partido, Cuadra Fernández, no aclara en el acta lo ocurrido. Se limita a redactar que «en el minuto 60 el jugador (5) Álvarez López, Yeray fue expulsado por el siguiente motivo: Derribar a un adversario e impidiendo con ello una ocasión manifiesta de gol». En el recurso del Athletic, por tanto, la clave podría estar en esta redacción ambigua del acta del encuentro. ¿Entiende Cuadra Fernández que Yeray derribó a Kubo a través de un empujón o de un contacto en busca del balón? En los próximos días, el Comité de Competición será quien tenga que dar respuesta a esta pregunta.