La Nochevieja que acabó con Iribar al borde de la muerte
Una extraña enfermedad le provocó temblores y delirios durante semanas e incluso hizo que se encargaran misas por el Txopo en todo Bilbao
La Nochevieja que acabó con Iribar al borde de la muerte
Bilbao
El mayor emblema de la extensa historia del Athletic nació en Zarautz el uno de marzo de 1943. José Ángel Iribar, el jugador que más veces ha vestido la camiseta rojiblanca en partido oficial, está a punto de cumplir 80 años. Para celebrarlo, repasamos los diez momentos que marcaron su carrera, dentro y fuera de los terrenos de juego.
Capítulo IV: al borde de la muerte
La Nochevieja de 1972 fue un día fatídico para el Athletic. Y eso que el equipo tuvo la suerte relativa del calendario. Resulta que aquel 31 de diciembre era domingo y, en aquella época, los periódicos que salían por la mañana no se editaban los lunes, en teoría, para que los periodistas descansaran.
Así que solo se publicaba en su lugar la llamada Hoja del lunes. Pero, ¿qué pasó en 1972? Que los quioscos no abrían el uno de enero, por ser festivo, así que Bilbao y Bizkaia, no se enteraron del desastre hasta el martes dos de enero.
No se enteraron, ¿de qué? Del terrible partido que había hecho su equipo en El Plantío el domingo. Fue un desastre con todas las letras. Un Athletic situado en zona noble de la Liga hizo un auténtico ridículo ante el último clasificado, un Burgos que, sin embargo, endosó una manita a los de Miroslav Pavic.
Ridículo en Burgos y lesión de Fidel Uriarte
Con victoria para el Burgos por 5-1 terminó el partido, y gracias a que Guisasola hizo el del honor para el Athletic en los últimos minutos, aprovechando desde fuera del área el rechace de una falta.
Angelín, por ejemplo, le hizo un hat trick al conjunto rojiblanco. Un Athletic que, además, perdió a Fidel Uriarte, que salió del campo lesionado. Por cierto, ni camilla había, o no aparecía cuando la pidieron, así que entre dos compañeros, Lasa y Rojo II, le llevaron a la sillita de la reina hasta el banquillo.
Pero lo peor no fue nada de todo esto, que no es poco. Lo peor fue que aquella Nochevieja José Ángel Iribar sintió que algo no iba bien. No se encontraba bien, aunque no tenía muy claro por qué. Lo comentó en el equipo y decidió tomarse un descanso.
Iribar cae enfermo y le sustituye Víctor Marro
El siguiente partido, contra la Real, lo jugó Víctor Marro, su eterno suplente: "Cuando yo iba por ahí y me presentaba a alguna persona conocida diciéndole que era Víctor Marro, siempre se quedaban con dudas. Le decía después que era el suplente de Iribar y decía: ¡Ah, sí! Así que, para mí, ser suplente de Iribar, ha sido muy bonito. Siempre presumo de haberlo sido", relata ahora Víctor.
El caso es que en aquel derbi el suplente pasó a ser titular y unos días después, Iribar viajó hasta Grecia para jugar con la selección española. Jugó, ganó y volvió a Bilbao, donde disputó a los días otro partido más, contra el Málaga. Pero su estado de salud empeoró, empezó a tener fiebre y diarrea, así que fue al médico, a su médico de Zarautz.
Este doctor le hacía pruebas y más pruebas, pero era incapaz de diagnosticar al Txopo, no daba con su enfermedad de ninguna manera. Así que hasta Zarautz que se fueron los médicos del Athletic, Angulo y Barrallo. Ambos le examinaron y, preocupados, decidieron llevarle a Bilbao. Una ambulancia le trasladó de manera urgente al hospital de Basurto y allí sí recibió un diagnóstico: sufría fiebres tifoideas.
Semanas en cama y delirando por la fiebre
¿Has comido marisco? ¿Has bebido agua no potable? Iribar no recordaba haber hecho ninguna de las dos, pero cada vez estaba peor. Fiebres altísimas que le provocaban temblores, que le hacían empapar la cama en sudor, incluso delirar. Tres semanas, según él mismo ha contado después, que fueron las más duras de su vida.
Le visitaban familiares, compañeros del equipo, directivos del club, el propio Kubala, que se enteró de lo mal que estaba el Txopo y fue a verle. Cuando entró por la puerta de su habitación, encontró a Iribar intentando comer unas rodajas de merluza. Pero no podía tragar, era incapaz de ingerir nada, y al día siguiente incluso tuvo una fuerte hemorragia.
Desesperado, el doctor Barrallo, uno de los médicos del Athletic, que también trabajaba para El Corte Inglés, fue hasta los grandes almacenes, convocó a todo su personal, escogió a los más jóvenes y a quienes tenían mejor salud para que donaran sangre.
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18 kilos menos y muchas misas por él en Bilbao
Y, sorprendentemente, aquellas transfusiones fueron la clave. Gracias a ellas, un día José Ángel abrió los ojos y vio a su madre, a su mujer, Mertxe, y al cura, Aristi, apoyados contra la pared, mirándole tan asustados como sorprendidos.
En esas pocas semanas, el Txopo había adelgazado 18 kilos. Estaba muy débil y muchos eran los que habían llegado a pensar que el portero no sería capaz de recuperarse. Años antes, el primer gran mito del Athletic, Rafael Moreno 'Pichichi', había muerto a causa de la misma enfermedad. En la afición de San Mamés eran muchos los que se temían lo peor con Iribar, y no había una sola iglesia en todo Bilbao que no celebrara en aquellos días al menos una misa para rogar por su sanación.