Jakes Txapartegi nos cuenta los obstáculos para una persona ciega a la hora de moverse de manera autónoma en la ciudad

Irun

Moverse por una ciudad siendo una persona ciega, es un ejercicio de auténtico riesgo. Las ciudades en general no están preparadas para facilitar la movilidad de aquellas personas que necesitan un bastón y que tienen que utilizar los otros sentidos como el oído o el tacto para poder orientarse o guiarse en diversos espacios. Todo esto se complica aún más cuando hablamos de niños, niñas o adolescentes, que quieren ganar autonomía en sus actividades diarias, pero que no lo tienen nada fácil, cuando no, directamente imposible.

Jakes Txapartegi, hondarribiarra de 13 años, se enfrenta a diario a esa cantidad de obstáculos y ha querido quejarse en los micrófonos de la cadena SER en Gipuzkoa de algunas situaciones de su día a día. "Yo noto que en el transporte público hay problemas para coger los billetes, para enterarme de las paradas, tanto para mí como para personas con otras discapacidades. También en los supermercados, hacer la compra para mi como una persona ciega es imposible. La balanza es táctil y no la puedo utilizar", reconoce. Otra de las cosas que ha querido destacar es los problemas para poder hacer algún tipo de deporte, por ejemplo el fútbol. "Aquí en Gipuzkoa no hay ningún equipo de personas ciegas", dice.

La ama de Jakes, María Gazalkorta, reconoce que "cuando nació nos puso el mundo un poco patas arriba. El vértigo fue impresionante, pero es verdad que hoy, en el día a día llevamos una vida muy normal", y destaca que "viene pisando fuerte". Y es que entre los logros de este adolescente está el haber sido la primera persona ciega en llegar a la plaza del Obradoiro a caballo después de haber realizado las últimas etapas del Camino de Santiago. Una experiencia que vivió el año pasado junto a su aitona Josin y a su hermano Jon. Además, toca el piano. Recientemente ha quedado segundo en un certamen.

La ayuda de la ONCE

La ayuda de la ONCE ha sido fundamental. Juanjo San Sebastián, técnico de rehabilitación, apunta que "lo primero es arropar a la familia". Hay un psicólogo y una serie de profesionales para darles a las personas como Jakes las herramientas necesarias a la hora de su educación, la movilidad o el disfrute de actividades de ocio o deportiva. En la actualidad, en Gipuzkoa, hay unas 1.000 personas afiliadas a la ONCE de las que un 20% no tienen un resto visual funcional, es decir son ciegas totales, y un 80% que si lo tienen.

Dentro de su situación, Jakes, es un adolescente muy activo con un gran apoyo de familiares y amigos y con ganas de sacar adelante todos los planes que puedan ir llegando a su vida. En el futuro dice que le gustaría dedicarse a la política o igual a las personas con alguna discapacidad.