Marino Lejarreta, el ciclista que no festejó su victoria en una etapa del Tour de Francia
El incombustible escalador forma parte del reducido grupo que ha conseguido ganar al menos una etapa en las tres grandes
Marino Lejarreta, el ciclista que no festejó su victoria en una etapa del Tour de Francia
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Bilbao
El próximo 1 de julio, Bizkaia se convertirá en el epicentro del ciclismo mundial; las calles de Bilbao serán el escenario de los primeros kilómetros que recorrerá el pelotón del Tour de Francia en su edición de 2023. Sin embargo, la historia del ciclismo bizkaino en la ronda gala comenzó hace más de un siglo. Concretamente, en 1910: ni diez años llevaba organizándose la prueba cuando tomó la salida el primer corredor nacido en el territorio, Vicente Blanco.
Blanco, nacido en Deusto en 1884, viajó desde Bilbao hasta París en bicicleta para competir en la carrera. Le apodaban ‘el cojo’, ya que cinco años antes se había quedado prácticamente sin pies debido a dos accidentes laborales. Él pasó a la historia como primer español en participar en el Tour de Francia, ¡y eso que no pudo ni terminar la primera etapa!
Después de Blanco, doce ciclistas bizkainos han logrado inscribir su nombre en el extenso recorrido de la prueba, alzándose con (al menos) un triunfo de etapa. Desde Radio Bilbao, y antes de que el pelotón dé sus primeras pedaladas de esta edición de la ronda, repasamos sus nombres y las historias que encierran tras ellos. Desde Blanco hasta Omar Fraile, último hasta la fecha en alzar los brazos bajo la pancarta de meta del Tour, en 2018, pasando por Jesús Loroño, Marino Lejarreta o Roberto Laiseka.
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Marino Lejarreta, el ‘Junco de Berriz’
Marino Lejarreta tenía una manía: cuando llegaba la alta montaña se situaba, como corresponde a un escalador, en la parte noble del pelotón, dispuesto siempre para encender los petardos y reventar la carrera. Cuando el terrero era plano, bastaba con buscar al corredor que cerraba el grupo, al último, para ver la inconfundible figura encorvada del ‘Junco de Berriz’. Esa posición conllevaba un riesgo, y es que cualquier corte o cualquier abanico le hacía perder contacto con los favoritos, pero a Marino le gustaba correr así, ya fuera en el Tour de Francia, en la Vuelta a España o en una prueba de segunda categoría.
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Las tres grandes y en las tres grandes
En los últimos años de su carrera deportiva le dio por disputar las tres grandes. Más que diputarlas, lo que pretendía era acabarlas. Arrancaba con la Vuelta, seguía con el Giro y finalizaba con el Tour. Marino era incombustible. El escalador pertenece, además, a ese selecto club de ciclistas que han ganado etapa en Giro, en Tour y en Vuelta. Un grupo de privilegiados.
Tour de Francia de 1990, 14º etapa, con salida en Le-Puy-en Velay y meta en Millau. Se trata de una jornada montañosa, de muchos nervios y el pelotón así lo entiendió. La carrera arrnacó loca. Claudio Chiappucci defiendía el liderato frente a una jauría de lobos: Greg Lemond (que acabaría ganando ese Tour), Raúl Alcalá, Miguel Indurain, Giani Bugno o Pedro Delgado.
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Pero Marino estaba en su terrero. Desde el banderazo de salida se situó en la parte delantera del grupo. Su potente ataque sorprendió al grupo. Nadie se movio Todos se miraron de reojo más pendientes de la general que de la victoria de etapa, circunstancia que aprovechó el de Berriz para abrir hueco con el pelotón y, uno a uno, sobrepasar a los ciclistas que tenía por delante.
“Fue un día precioso, memorable para mí. Tenía necesidad de ganar una etapa en el Tour y después de tantos años intentándolo llegó la victoria y conseguí el sueño” recuerda el ‘Junco’.
Victoria por delante de Indurain
En la retina del aficionado al ciclismo quedan recuerdos de escenas memorables de Marino Lejarreta, ascensiones ‘sin cadena’ de un corredor que se encontraba en la alta montaña como pez en el agua. Una de ellas es la primera ascensión a los Lagos de Covadonga, en la Vuelta a España, o aquella inolvidable Escalada a Montjuic, o el triunfo en la subida a Arrate, sin olvidar la magnífica victoria pirenaica en Viella . Pero la etapa del Tour tuvo algo especial. Y es que segundo, a apenas medio minuto, cruzó la meta un Miguel Indurain que ya comenzaba a dar muestras del futuro que le esperaba al campeón navarro. Tercero en la etapa fue Gianni Bugno, otro de los grandes del pelotón internacional.
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No levantó los brazos en la meta
Existen casos de ciclistas que cuando llegan a la línea de meta levantan los brazos en señal de victoria cuando, en realidad, algún otro corredor ya ha pasado por delante. Hay otros casos en los que, por confusión, levantan los brazos en la pancarta del alto de montaña. A Marino le ocurrió al revés. Cruzo la meta en solitario y no lo festejó levantando las manos al cielo de Millau. “No estaba al cien por cien seguro de que había ganado. Estaba bastante seguro, al 99 por ciento, pero tengo recuerdos en la cabeza de gente que ha levantado los brazos cuando otros ciclistas ya habían llegado a la meta. Recuerdo que había habido una escapada de veinte corredores y no sabía si los había cogido a todos, y entonces no había pinganillos para preguntar”. Esta anécdota deja patente el carácter retraído y tímido de uno de los mejores escaladores que ha dado este país.
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Aquella maldita curva en el G.P de Amorebieta
En abril de 1992 sufrió una aparatosa caída descendiendo el alto de Autzagane mientras buscaba la línea de meta del Gran Premio Primavera de Amorebieta. Fue rápidamente ingresado en el hospital de Galdakao y tardó seis meses en volver a la competición. Ya no era el mismo. Mario colgó la bicicleta para seguir ligado al ciclismo como director deportivo del equipo ONCE. Desde entonces se echa de menos esa figura encorvada que cerraba el pelotón cuando la carretera no tenía ningún tipo de dificultad y que reventaba el grupo cuando el terreno se endurecía.
Palmarés
1980: Volta a Catalunya, Escalada a Montjuic y 1 etapa de la Vuelta a Asturias
1981: Clásica de San Sebastián, Subida al Naranco, Clásica de Ordizia y Circuito de Getxo
1982: General de la Vuelta a España, Clásica de San Sebastián, Vuelta a la Rioja, Subida a Arrate
1983: Giro de los Apeninos, Escalada a Montjuic, 3 etapas en la Vuelta a España y 2º en la general
1984: 1 etapa en el Giro de Italia
1986: 1 etapa en la Vuelta a España, Subida al Naranco y Vuelta a Burgos
1987: Clásica de San Sebastián, Subida a Urkiola, Vuelta a Buros y Bicicleta Eibarresa
1988: Subida a Urkiola, Vuelta a Burgos, vuelta a Galicia y Clásica de Ordizia
1989: Volta a Catalunya, G.P. Primavera y Clásica de Ordizia
1990: 1 etapa en el Tour de Francia, Vuelta a Burgos y Escalada a Montjuic
1991: 1 etapa en el Giro de Italia y 3º en la general de la Vuelta a España