Bizkaia se luce en el Tour de Francia
Miles de aficionados se suman a la fiesta de la ronda francesa en todas las localidades del territorio
Bilbao
Desde primera hora de la mañana, mucho antes de que se diera el pistoletazo de salida a la primera etapa del Tour de Francia, las calles de todas las localidades por las que ha discurrido la carrera estaban abarrotadas. El punto más caliente de la jornada inaugural de la prueba ha sido sin duda Pike Bidea, donde centenares de furgonetas, autocaravanas y coches comenzaron a llenar los aparcamientos y curvas de la subida desde la tarde del viernes. Tal ha sido la afluencia de público en este corto ascenso, situado en el tramo final de la etapa, que el acceso ha sido cerrado horas antes de que el pelotón llegase a él.
Tras haber tenido que retirar algunos vehículos con mucha antelación, a mediodía del viernes la Ertzaintza ha cortado los accesos al puerto, que ya se encontraba desbordado de aficionados a ambos lados de la carretera. El otro lugar que ha concentrado a más seguidores ha sido la explanada de San Mamés, punto de inicio de la etapa. Desde primera hora de la mañana, muchos curiosos se han acercado a la zona en la que los equipos han estacionado sus autobuses, desde donde los ciclistas han accedido al escenario ubicado frente al estadio.
Aurresku de honor
Un aurresku ha precedido al corte de cinta por parte de las autoridades y a la salida neutralizada. El pelotón ha discurrido entonces por las calles más céntricas de Bilbao (Sabino Arana, Avenida de Abandoibarra, Alameda Rekalde, Plaza Moyua o calle Buenos Aires), donde una multitud marcaba el recorrido de la etapa. Tras abandonar Bilbao por Enekuri, idéntica imagen se ha podido ver en el trazado por Loiu -donde se ha lanzado la carrera-, Getxo, Berango o Sopela. En esta última localidad, la serpiente multicolor ha discurrido junto a la estatua de Joane Somarriba.
La caravana publicitaria
Otro de los grandes atractivos, más allá del deporte, de una etapa del Tour de Francia es la caravana publicitaria, formada por más de un centenar de vehículos de los distintos patrocinadores de la ronda francesa. En fila, los coches, en muchas ocasiones plagados de regalos y con formas similares a las de las carrozas de los desfiles de carnaval, animan al público que aguarda durante horas la llegada de los ciclistas.