Donostia 1813: San Sebastián resurge de sus cenizas
210 años del saqueo y del incendio de la ciudad
Donostia 1813, San Sebastián resurge de sus cenizas
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San Sebastián
Capítulo XX. Con una San Sebastián devastada tras los trágicos acontecimientos del 31 de agosto, un grupo de donostiarras decide reunirse apenas ocho días después del asalto en Zubieta. Allí decidieron que había que reponerse, para volver a construir la ciudad tras quedar reducida a cenizas con la intervención de los ejércitos británico y portugués. Fue la primera junta posterior a la tragedia, a la que se denominó "Actas de Zubieta". A ella fueron convocados todos los vecinos que quedaban en la ciudad. Hubo reencuentros de gente que llevaba tiempo sin verse, creyendo incluso que había muerto... los que estaban dispersos en diferentes caseríos o simplemente intentando sobrevivir. Fue un comienzo triste y emotivo. La tenacidad, el tesón y las ganas de que San Sebastián no desapareciera del mapa hicieron que la reunión en Zubieta se convirtiera en el inicio de la nueva San Sebastián, tras el incendio. Incluso se pidió ayuda al máximo responsable del asalto a la capital guipuzcoana, el general Wellington aunque, todo hay que decirlo, resultó en vano.
Curiosidades del desastre de San Sebastián
De aquellos trágicos hechos del 31 de agosto de 1813, quedan curiosidades para la historia. Hoy en día está en auge el coleccionismo referido a la época napoleónica. Y entre los artículos más cotizados están, precisamente, las medallas con las que fueron condecorados los veteranos soldados de Wellington que participaron en la batalla de San Sebastián, medallas en las que aparece el nombre de "Saint Sebastian" y que les fueron entregadas en 1856. El precio de las chapas puede llegar a alcanzar los 7.000 euros.
Meses más tarde, uno de los barcos participantes en la batalla de San Sebastián que navegaba por la zona, se refugió en la bahía debido al temporal. Refugiados dentro de la bahía, se rompió el cable del ancla y el barco se hundió. Se trataba de un bergantín-goleta de la armada británica, llamado "HMS Holly", armado con diez carronadas de 18 libras y una tripulación de 50 hombres. Estas mismas carronadas del buque hundido el 28 de enero de 1814, se encuentran hoy en el museo de San Telmo. Estos cañones poseedores de un poder destructivo enorme, llamados carronada, deben su nombre a la localidad de Gran Bretaña donde se fundían: Carronate.
Por cierto, cuando los ingleses finalizaron la campaña militar en Donostia volvieron a Inglaterra para repatriar las tropas. En su camino, en Tramore, una zona peligrosa de la costa irlandesa, el barco que los transportaba llamado Sea Horse se hundió con 13 oficiales y 264 suboficiales y soldados, casi todos, participantes en la batalla de San Sebastián. Fue un final de historia terrible porque junto a ellos también murieron sus familias.