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Un árbitro con una calle en Santutxu

Este lunes se cumplen cien años del nacimiento del colegiado bilbaíno Juan Gardeazábal

Un árbitro con una calle en Santutxu

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Bilbao

Juan Gardeazábal Garay (Bilbao, 27-11-1923), al que el mundo del fútbol conocía como Juanito, está considerado como el mejor árbitro español de la historia. Ningún otro ha dirigido tantos partidos de primer nivel internacional. Hasta la fecha, es el único que ha participado en tres Mundiales de fútbol, los de Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966. E incluso estuvo seleccionado para la que habría sido su cuarta cita mundialista, la de México 1970. Sin embargo, falleció unos meses antes de poder agrandar su leyenda.

Ahora que se cumple un siglo de su nacimiento, en Radio Bilbao recordamos su figura junto a su nieto, el también exárbitro Gorka Gardeazábal, el actual colegiado bizkaino de Primera División e Internacional, Ricardo de Burgos Bengoetxea, y el exárbitro internacional y comentarista de Carrusel Deportivo Eduardo Iturralde González.

El primer Mundial de Brasil

La historia que nos descubre esta calle del bilbaíno barrio de Santutxu es la de un colegiado que comenzó a dirigir partidos en los embarrados campos de Bizkaia en 1946. Seis años más tarde, Juan ascendió a Primera División, donde permaneció diecisiete temporadas. En total, 230 partidos a sus espaldas. Además, dirigió 17 partidos como internacional y en otros seis actuó como juez de línea.

Una trayectoria repleta de éxitos que solo su prematura muerte, debido a una bronconeumonía, cortó en 1969. Hasta hoy mantiene el honor de ser el español con más participaciones en Mundiales. A nivel global, solo le supera el francés Joël Quiniou. Además, es el único árbitro español que ha participado como asistente en una final de Copa del Mundo. Fue la disputada en 1958 en Estocolmo, en el partido entre Suecia y Brasil.

Fue el día en el que tres goles de Pelé dieron a la canarinha su primer Mundial. También era el debut para Gardeazábal en una cita de tal altura. Venía el bilbaíno de hacer méritos en los partidos que le había adjudicado la FIFA durante la fase previa y también en cuartos de final, donde dirigió el Francia-Irlanda del Norte.

Calle del barrio de Santutxu que lleva el nombre del árbitro Juan Gardeazábal / Google Maps

Calle del barrio de Santutxu que lleva el nombre del árbitro Juan Gardeazábal / Google Maps

Calle del barrio de Santutxu que lleva el nombre del árbitro Juan Gardeazábal / Google Maps

Calle del barrio de Santutxu que lleva el nombre del árbitro Juan Gardeazábal / Google Maps

Elogiado incluso por perdedores

Cuatro años más tarde, en 1962, Gardeazábal repitió experiencia en el Mundial de Chile. Allí fue seleccionado para dirigir el partido por el tercer y cuarto puesto entre la selección anfitriona, a la postre ganadora del bronce, y Yugoslavia. Por último, en Inglaterra 1966 tuvo la oportunidad de dirigir el encuentro de cuartos de final entre Hungría y la URSS, celebrado en el estadio Roker Park de Sunderland.

Los soviéticos se impusieron por un apretado 2-1, pero la actuación de Gardeazábal satisfizo incluso a los perdedores. "Ha sido un árbitro perfecto en conocimientos, energía y buena interpretación. Es lo mejor que he visto hace años, y los dos equipos entramos a felicitarle", confesó tras el encuentro el presidente de la Federación soviética de fútbol. Es más, los dos equipos regalaron al colegiado el balón del encuentro firmado por sus 22 futbolistas.

Una Copa Intercontinental

En su palmarés, que hasta la fecha ningún otro colegiado español ha estado tan siquiera cerca de igualar, se encuentra también el haber dirigido como árbitro principal una Copa Intercontinental de Clubes, en concreto el partido de ida de 1967. En ella se enfrentaron a doble partido Racing de Avellaneda y Celtic de Glasgow, ganadores de la Libertadores y la Copa de Europa respectivamente.

El partido de ida, dirigido por Gardeazábal, se disputó el 18 de octubre de 1967 en el estadio Hampden Park de Glasgow y en él se impusieron los locales por la mínima gracias al gol de Billy McNeill. Avellaneda remontó (2-1) en el encuentro de vuelta y finalmente el trofeo se decidió en un partido de desempate que se jugó en Montevideo días después y que terminó con los argentinos como campeones.

 
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