Unai Garma, exludópata: "Siempre piensas que has tocado fondo, pero no, se puede ir a peor: llegué a robar a mi familia"
El último episodio de 'Sí soy' aborda los juegos de azar y la adicción que pueden generar
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Bilbao
El último episodio de 'Sí soy' aborda los juegos de azar y la adicción que pueden generar. Las máquinas tragaperras, las apuestas deportivas o las partidas de cartas pueden acabar en ludopatía. Fue lo que le ocurrió al invitado del programa, Unai Garma, un joven de 26 años que pasó por esta situación desde que cumplió la mayoría de edad. Unai, ya rehabilitado, es voluntario en la asociación Ekintza Aluviz de Barakaldo.
"Todo comenzó por un tema familiar. En casa, echábamos La Quiniela y La Primitiva. Era algo normalizado y rutinario cuando tenía 12 años". Incluso Unai destaca que este primer contacto con el azar se daba también en la ikastola: "Antes de la hora del comedor, los días que no había balón porque no tocaba, hacíamos timbas de póker en el colegio. Con pequeñas apuestas, incluidas".
A partir de los 18 años, todo fue a más. Se escapaba a los bares y al casino, de forma oculta. Allí, recuerda que ganó "alguna apuesta grande, pero en vez de recuperar el dinero que invertía, lo seguía empleando en el juego". Lo peor fue cuando empezó a solicitar dinero a sus familiares y amigos: "Conseguía dinero pidiéndoselo a mis aitas por todo: para salir a cenar, para comer en la universidad, etc. pero nada, lo gastaba en el juego. También llegué a pedir préstamos a mis amigos. Y luego acabé robando dinero en casa", recuerda. De lo que hacía, se acabó dando cuenta con 20 años. "Piensas que has tocado fondo, pero no, siempre se puede ir a peor".
Unai reclama que se deje de "normalizar" el juego: "Desde los niños que anuncian la lotería de navidad o las nuevas modalidades dirigidas a jóvenes". En todo caso, él aboga por una sensibilización. No cree que haya que prohibir todo el juego, sino "formar, sensibilizar y educar. La prohibición no lleva a ningún lado porque puede generar negocios ilegales y eso puede ser peor". Considera que se puede hacer mucho más para que nueva gente no caiga y para proteger a los jóvenes.
En la asociación el constata que el perfil de ludópata ha descendido. Es más, ha escuchado en la calle frases tipo: "hoy sábado, quedamos en la 'rule'" y, al final, "echas el fin de semana allí donde te invitan a tomar algo o comer un pintxo". El juego también se ha adecuado a las nuevas tecnologías. "Estamos ante un juego rápido y adictivo, de manera online, donde el control es menor. Son mecanismos con los que la adicción se produce antes".
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El reglamento vigente
El reglamento del Gobierno Vasco, en vigor desde 2022, establece por primera vez una distancia mínima entre los establecimientos de juego y los centros educativos, que deberá ser de un mínimo de 150 metros radiales, y de medio kilómetro entre los propios locales.
Además, redujo el número de establecimientos, fijando un tope de 170 salones de juego. Asimismo, se establece una moratoria de tres años para las tragaperras en la hostelería, del tal forma que no se otorgarán nuevos permisos para la instalación de estas máquinas de juego. Actualmente, hay casi 8.000 operativas en Euskadi.
Todos los establecimientos de juego incorporan ya sistemas de control de acceso. Dichos sistemas están conectados con el Registro de jugadores que tiene prohibido el juego por voluntad propia, a petición de terceros por ser adictos patológicos o por sentencia judicial.
La normativa prohíbe los patrocinios en camisetas y equipaciones deportivas y la publicidad en medios de comunicación, salvo en horario de madrugada. Los locales deben advertir de una forma visible que la práctica del juego no responsable puede crear adicción, también en la plataformas online.