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Historia

El limpiabotas y caminante José Antonio Alday Baldeón

Contamos la historia de José Antonio Alday Baldeón, un personaje popular de Vitoria, que fue conocido simplemente como “Baldeón”, su segundo apellido

José Antonio Alday Baldeón / Archivo de Álava

José Antonio Alday Baldeón, nació en Vitoria el 14 de junio de 1911. Cuando tenía 18 años su padre falleció, lo que quizás pudo influir en su personalidad. .

En octubre de 1931, cuando Baldeón tenía 20 años, encontrándose sin trabajo publicó una carta en un diario local titulada “Justicia, Paz y Trabajo”, en la que analizaba la situación en la que estaban muchos obreros sin empleo, proponiendo soluciones. Decía que para ser admitido en un puesto de trabajo, tanto público como privado, el solicitante debería llevar empadronado dos años en Vitoria, y que debiera de distinguirse entre los que verdaderamente querían trabajar y los que sin más “lo que quieren es coger el duro o las cinco pesetas”. Añadía, que si el obrero desarrollaba su trabajo para el municipio “este ha de ser tomado con igual cariño por lo menos, que una obra particular, pues afecta a todos los vecinos”. Finalizaba proponiendo que en caso de no haber trabajo para todos, se tuviera en cuenta “a aquellos que más lo necesitan”, y que no vieran en las líneas por el escritas “más que el ánimo de mirar por el bien de todos y no el egoísmo de quien las escribe y desea trabajar”.

En marzo de 1932, Baldeón fue incluido en el censo de obreros sin trabajo, publicándose posteriormente una relación nominal de los 440 parados, -que le incluida-, que habían de ser colocados, añadiéndose las normas que se implantarían para su formación.

HOMBRE-ANUNCIO

El día de Santiago, siempre ha sido y es una jornada festiva vitoriana de gran importancia, y en ese día del año 1933, la Cuesta de San Francisco estuvo animada. Hubo puestos de feria y de venta de aperos de labranza, no faltando media docena de charlatanes, vendedores ambulantes, que son su inspirada verborrea trataban de embabucar a la gente y vender objetos y artilugios diversos. Se registró una gran afluencia de labradores, que se sorprendieron por una de las atracciones de La Cuesta: Allí estaba Baldeón, como sin igual hombre-anuncio, luciendo sendos carteles en el pecho y en espalda, haciendo propaganda de una marca de chocolates. Era una manera de sacar algún dinero para el sustento, a falta de otro trabajo. Ese fue el oficio de Baldeón durante algún tiempo.

Era también contratado por comercios de ropa de vestir. Baldeón se colocaba durante unas horas en el escaparate de una tienda, luciendo prendas que se vendían en el interior, totalmente inmóvil como si se tratara de un maniquí, mostrando una seriedad impresionante. Otra modalidad de este hombre-anuncio, era pasear por las calles introducido en un cajón en el que se mostraba publicidad.

En agosto de 1933 su oficio pareció entrar en crisis en nuestra ciudad y Baldeón quiso trasladarse a otra capital para continuar con su trabajo de anunciante. En un carta publicada en un diario local pedía ayuda económica para ello. La misiva decía: “Dos letras para saludarlo y al mismo tiempo para decirle que atravesando una situación algo difícil, a causa de no tener suficiente radio de acción en esta capital para la cuestión de anuncios y queriendo emprender una campaña empezando por Bilbao y, no teniendo recursos para ello, es por lo que me dirijo a usted por si tiene a bien abrir una suscripción a mi favor en las columnas del diario de su digna dirección.”

La gente no respondió a su petición de ayuda y se perdió al formidable hombre-anuncio. En el diario local La Libertad, refiriéndose a el se escribía con cierta ironía: “A ver si algún día, cuando nadie se acuerde de ti por aquí, vemos erigirse un monumento al hombre que con su eficaz propaganda dio abundante provecho a la industria y comercio nacionales.”

Dado que no resultó su plan de trasladarse a Bilbao, pasó a ejercer el oficio de limpiabotas, recorriendo con la caja bajo el brazo las calles y cafés de la ciudad, en busca de clientes. Esa parece que continuó siendo su profesión, hasta que optó por hacer un paréntesis y llevar a cabo un reto deportivo.

ANDARIN

En 1946 tomó la decisión de dar la vuelta a España a pie, dando comienzo a su caminata el día 22 de marzo. Partió de Vitoria, saliendo por la carretera a la Rioja Alavesa por Aretxabaleta, ataviado con ropa de abrigo, gruesos calcetines, alpargatas, una txapela, un bastón y una mochila a la espalda, de la cual colgaba un plato para las comidas.

Llevaba en el interior de la mochila un cuaderno, donde fue anotando los lugares, pueblos y ciudades que atravesó, dejando constancia de su paso mediante firmas y sellos de autoridades provinciales, alcaldes, policías, guardias civiles, párrocos, peones camineros, industriales, simples ciudadanos y responsables de mesones, donde comió y pernoctó.

Se preocupó de conseguir el máximo posible de personas que refrendaran su paso. En el trayecto de Pontevedra a Santiago, de unos de unos cincuenta kilómetros, controlaron el transito de Baldeón veinte personas, estampando su firma en el cuaderno.

Sabemos que Alday, hizo etapas diarias de entre 25 y 60 kilómetros, figurando en los periódicos consultados, que paso por las siguientes ciudades y regiones: Logroño, Zaragoza, Villafranca, Barcelona, Alicante y toda la costa mediterránea, Huelva y toda la región andaluza, Gibraltar, Badajoz, Cáceres, Salamanca, Zamora, León, Vigo, Pontevedra, Santiago de Compostela, Asturias, Cantabria, Bilbao y Donostia.

La caminata de Baldeón / I. Armentia

La caminata de Baldeón / I. Armentia

El andarín, en la mayoría de las localidades recibió ayuda para atender a su alimentación y pasar la noche al abrigo, ya que viajaba con pocos recursos económicos, aunque en alguna ocasión hubo de pagar ambos servicios. Un mesonero de Redondela, dejo escrito en su libro de ruta: “El portador del libro cenó y durmió en mi casa, habiendo satisfecho su importe total y no debiéndome nada y agradeciendo su estancia, firmo el presente en Redondela a 5 de agosto de 1946.”

El Correo Gallego publico el 18 de agosto una información, sobre el pasó del Baldeón por Santiago de Compostela, en la que el andarín facilitaba detalles de la caminata: “Por regla general el mayor número de kilómetros hechos en una etapa se registran en los comienzos del recorrido. Por eso que ya ahora no cubro los 60 diarios, pero tampoco he bajado mucho de ese nivel, Y todo eso en un día, de un tirón. Y para ello, para que no haya lugar a dudas he procurado traen conmigo, como compañero inseparable de viaje este libro de firmas que usted puede examinar.”

Las jornadas caminando solamente eran diurnas y todos los días de la semana, transcurriendo la marcha con pocos contratiempos. Únicamente en Alcuéscar (Cáceres), sufrió un operación en un pie, por lo que hubo de ser sometido a una intervención quirúrgica. Pasados tres días de cuidados médicos, prosiguió su singular peregrinación. En la provincia de Alicante, sufrió otro percance al ser arrollado por una bicicleta, lo que afortunadamente, no le ocasionó mas que la perdida de su flamante txapela, lo que sintió muchísimo, porque se trataba de un regalo. En una de las paginas del cuaderno, anotó que le habían dado un par de alpargatas por haberse roto las que llevaba. En los periódicos era nombrado como el “andarín relámpago o el “caminante vasco alavés”

Finalizó su caminata en Vitoria el 3 de octubre, entrando a la ciudad por Elorriaga, tras finalizar la ultima etapa en la que partió de Agurain. Habían transcurrido casi seis meses y medio desde su inicio y únicamente había perdido 5 kilos en su peso corporal.

Tras finalizar la caminata, manifestó que su voluminoso cuaderno con todos los datos, lo entregaría al Archivo Municipal de Vitoria. Las eficientes empleadas del archivo, han tratado de localizar el mentado cuaderno y no ha sido posible encontrarlo; o no lo entregó o se ha traspapelado. Así que para conocer el recorrido que realizó y otros datos de interés. hemos echado mano de las referencias que sobre Baldeón hemos logrado encontrar en periódicos locales y estatales de la época.

En 1947 inició la segunda edición de su vuelta a España, partiendo de Vitoria con dirección a Bilbao, pero desconocemos si llegó a completar el recorrido.

TRISTE FINAL

En un documento del Archivo Municipal, consta que el 12 de marzo de 1948 obtuvo una plaza de peón en la cuadrilla de obras del ayuntamiento, tomando posesión del puesto el día 15. Duró poco tiempo en ese trabajo, ya que el 12 de mayo del mismo año renunció al mismo por “tener que ausentarse de Vitoria, para resolver asuntos propios”. Sabemos, que retornó a su oficio de limpiabotas, oficio que seguía ejerciendo en 1955, año en que esta obtenida la foto que aquí reproducimos.

Baldeón limpiabotas en 1955 / Archivo de Álava

Baldeón limpiabotas en 1955 / Archivo de Álava

En fecha sin determinar, Baldeón comenzó el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, pasando de haber sido un deportista ejemplar a una persona desaliñada y abandonada a su suerte. Un buen amigo nuestro, Kepa Aguirre Aibar, fallecido hace poco tiempo, dejó escrita una escena que presenció cuando era niño, referida a Baldeón. Cuenta lo siguiente: “A las cuatro o cinco la tarde, en la Plaza del Matxete, junto al bar El Chato, Baldeón 'dormía la mona' sobre la acera y recostado en la pared. Dos o tres personas le observaban y entre bromas intentaban resolver cómo despertarlo e invitarle a que se fuera a dar un paseo. Uno de estos señores trajo del bar un frasquito (después supe que era amoniaco), lo destapó, se lo pasó por la nariz y Baldeón despertó bruscamente como si le hubieran echado un cubo de agua fría.”

Bodega El Txato / Archivo de Álava

Bodega El Txato / Archivo de Álava

El 17 septiembre de 1964, Baldeón fue encontrado tirado en la calle con síntomas de embriaguez y en estado comatoso, siendo ingresado en el Hospital de Santiago, donde falleció al día siguiente. Tenía 53 años de edad.

Su personalidad pareció ser la de un bohemio, que llevaba una vida ambulante, sin atarse a un trabajo con horario fijo, e inconformista respecto a como era la sociedad. Era atrevido, descarado, no tenía ninguna vergüenza y no se cortaba por nada. Un diario local lo calificaba de persona con “cara de cemento armado”, y esa forma de ser suya, dejo una frase popular que la gente utilizaba al referirse a alguna persona con “mucha jeta,” que decía: “Tienes mas cara que Baldeón”.

Tras conocer su vida a través de los periódicos, le he cogido afecto al andarín Baldeón. Cuando paso por la Plaza del Arca y observo la escultura “El Caminante”, me viene a la memoria este peculiar personaje. Aunque el monumento no fue erigido pensando en el, considero que una pequeña parte le corresponde.

Escultura “El Caminante” / I. Armentia

Escultura “El Caminante” / I. Armentia

LA FAMILIA

José Antonio Alday Baldeón era hijo de María Carmen Baldeón Fernández y Gaspar Alday Maestu, ambos vitorianos de nacimiento. Gaspar tuvo una posición económica estable, siendo empleado del Ayuntamiento de Vitoria, como escribiente y administrativo, y ejerciendo el periodismo en los diarios locales La Libertad y Heraldo Alavés. En este último diario estuvo hasta febrero de 1927, tras lo cual se incorporó al área de administración de la empresa Sociedad Tipográfica General, que editaba los diarios bilbaínos Euzkadi y La Tarde. Falleció en Plentzia (Bizkaia) el 21 de mayo de 1929, a la edad de 43 años, dejando a su viuda con tres hijos.

Los abuelos del andarín, por parte paterna, fueron José María Alday Ullibarri, natural de Vitoria y Norberta Maestu Pascual, nacida en Iekora-Yecora (Álava), y por parte materna, Gabriela Josefa Fernández García, natural de Leza (Álava) y Bernardo Baldeón Prieto, nacido en Haro (Comunidad de La Rioja). Estos últimos estuvieron domiciliados en Vitoria, donde contrajeron matrimonio en 1862.

Bernardo fue el abuelo mas conocido y popular de los cuatro. Fue sastre de prestigio con suficiente clientela, y tras sufrir varios infortunios, trabajó de vendedor ambulante. Tuvo toda su vida un carácter alegre, optimista, y con gran sentido del humor. Era asiduo del Café Imparcial, que tuvo también el nombre de Casa de Patxo, donde se juntaba con sus amigos en animadas tertulias. Entre cigarrillo y pote, hacia reír a los presentes con sus ocurrencias , imitando con su voz instrumentos musicales y cantando canciones en boga de la época, acompañado de la guitarra,.

En las primeras horas del día 12 de agosto de 1914, encontrándose Bernardo con dos de sus hijos y otras personas, en el citado café Imparcial a punto de cerrar, fueron avisados de que en el cercano Teatro Principal,- que hoy ya no existe-, se estaba registrando un incendio.

Salieron todos ellos precipitadamente del local, dirigiéndose al teatro donde tocaron el aldabón con energía, a fin de alertar a la conserje Blanca María Fernández Marcos que allí vivía con su familia (1). Los aldabonazos les despertaron a tiempo, y para alejarse de las llamas y el humo, tuvieron que ubicarse en una cornisa exterior del edificio, desde donde fueron rescatados por los bomberos. El teatro, a causa del incendio, fue derribado y sustituido por otro edificio de nueva planta, donde se emplazó el Banco de España.

El café Imparcial y el Teatro Principal

El café Imparcial y el Teatro Principal

(1) Estaba casada con Nemesio Sosoaga Urioz, miñón de la Diputación Foral.

PUBLICACIONES CONSULTADAS

Periódicos: La Libertad de Vitoria, Pensamiento Alavés, Euzkadi de Bilbao, La Tarde de Bilbao, El Ideal Gallego, Mundo Deportivo de Barcelona, La Gaceta del Norte de Bilbao, Diario Vasco de Donostia, Imperio de Zamora, El Correo Gallego, El Ideal Gallego, Heraldo Alavés y Solidaridad Nacional de Barcelona. Tipos Populares Vitorianos, de Venancio del Val.

FOTOS

Archivo de Álava (photo.araba.eus) y Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz.

 
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