"El excedente alimentario es inevitable, pero el desperdicio no lo es"
La escuela de Atxuri pone en marcha un novedoso proyecto para aprovechar el desperdicio del comedor escolar entre las familias del centro
Proyecto local para evitar el despilfarro alimentario
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Bilbao
Cada persona en Euskadi despilfarra al menos 40 kilos de comida al año. La cifra global en la comunidad supera las 311 mil toneladas. Sin embargo, hay una parte, en torno a un 30%, que se puede recuperar, son partes comestibles de los alimentos que, con una buena gestión, no tienen por qué acabar en la basura. Por ejemplo: restos en el plato, olvidos en la nevera, alimentos caducados, una mala conservación, etc.
En Bizkaia hay un proyecto novedoso para aprovechar este desperdicio alimentario. Se trata del proyecto que ha llevado a cabo la Escuela de Atxuri, donde sus excedentes de comida se envasan y son entregados a las familias. Hasta ahora, hay dadas de alta en esta iniciativa 80 familias y en total se han entregado casi 600 envases con comida. Un proyecto en el que además de reducir excedente, echan mano de otra de las "r" para hacer "recircular" estos alimentos ya cocinados y aprovechables.
El reparto
Son los propios aitas y amas, unos 15, los que revisan, envasan, etiquetan y reparten en estos alimentos. "Creemos que ha merecido comprar la pena comprar un congelador, envasadora, termómetro o etiquetadora. Ahora no se tira la comida. La aprovechan muchas familias", explica Egoitz Bikandi, responsable del comedor de la Escuela de Atxuri. "Los martes y los viernes se hace el reparto de los alimentos. A nosotros en casa nos viene muy bien. Nos salva de muchos apuros", dice Aitziber, una de las amas del centro que hace uso del servicio.
Más información
En este proyecto también ayuda la Fundación Elika. "Nunca antes habíamos actuado en comedores escolares. Cuando nos hicieron la propuesta pensamos que era una buena oportunidad para conocer cuánto se despilfarra en estos entornos", dice Antton Alza, responsable de Ecosistemas agroalimentarios de la Fundación Elika.
Formación
En este proceso, las personas son voluntarias, reciben una formación para poder manipular los alimentos. "Nos lo tomamos muy en serio. Tenemos muy en cuenta el tema del etiquetado y las alergias. También el cómo hay que descongelarlo", explica Bikandi. Desde la escuela además de buscar padres voluntarios también se está haciendo pedagogía con los alumnos, se les está haciendo ver lo que supone este excedente.
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