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'Detrás del pelotón': el día que Froome corrió a pie sin bicicleta en el Mont Ventoux

Iñigo Markinez y Javi Bodegas nos acercan a lo largo del Tour de Francia 2024 las intrahistorias de los nombres, lugares y momentos que han marcado estos 111 años de 'la Grande Boucle'

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Hay imágenes, secuencias, que han pasado a la historia del Tour de Francia, y la protagonizada por el británico Chris Froome en el 2016 quedará para siempre no sólo en la historia de la ‘Grande Boucle’, sino del ciclismo y del deporte en general. Y es que no se ve a todos los días a un campeón como el británico, que tras sufrir un incidente, se vea presa del pánico y decida empezar a correr por las laderas de uno de los montes más emblemáticos del Tour de Francia.

Y es que jamás se había visto nada igual en la historia del ciclismo y mucho menos en la ronda francesa Transcurría con sufrimiento, como no podía ser de otra forma en el legendario Mont Ventoux, la 12ª etapa del Tour de 2016 del 14 de julio. Los márgenes de la carretera estaban abarrotados de público y la suerte de la carrera estaba al rojo vivo. Con la clásica escapada del día, en la que Thomas De Gendt acabaría logrando la victoria.

Por detrás, Chris Froome defendía 28” de margen al frente de la clasificación respecto a su compatriota británico Adam Yates, desde que se hiciera con el maillot amarillo en el final de la octava etapa en Bagnères de Luchon. Después de ver como Alejandro Valverde y Nairo Quintana forzaban el ritmo en el selecto grupo de los favoritos, Froome pasó al ataque, pegándose a su rueda Richie Porte y Bauke Mollema. La carretera se estrechaba, las motos y los coches tenían sus dificultades para progresar ante la pasión de los aficionados, hasta que en el último kilómetro una moto oficial frenaba de golpe debido al estrechamiento del asfalto. Porte salió volando por culpa del frenazo, por fortuna sin consecuencias, pero pudo seguir. No sucedió lo mismo con el británico, a quien se le rompía la bici.

El líder del Ineos no sabía que hacer. Cogía su bici y la dejaba a un lado. Sin saber qué hacer, y mientras intentaba hablar por radio con su equipo, decidió empezar a correr a pie ante la sorpresa de todos. Recorrió varios metros, hasta que se subió a una bicicleta del coche neutro, pero apenas recorrió unos metros. No le iba bien, no se sentía cómodo. Los rivales le iban superando. Nervioso, Froome dejó al lado la bici de repuesto y esperó a que por fin llegara el coche de su equipo, antes no lo hizo porque no podía avanzar entre la muchedumbre. Entró en meta moviendo la cabeza como no acabándose de creer lo que le había sucedido. El 25º, a 5’05” del ganador del día Thomas De Gendt.

Pasadas unas hora empezó a decirse que Froome podía haber sido sancionado por esa acción, la de correr, que no se consideraba reglamentaria pero pero dirección de carrera consideró que se trataba de una excepcionalidad. Una excepcionalidad que pasó a la historia del Tour de Francia, del ciclismo.

 
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