Bizkaia, en el centro de las representaciones eróticas en el Románico
La imagen explícita en los muros de la ermita de San Pedro de Abrisketa, en Arrigorriaga, es el punto de partida para contextualizar el sexo entre los siglos XI y XIII
¿Cómo era el sexo en el Románico en Bizkaia?
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Bilbao
Isabel Mellén lo tiene claro. Para esta historiadora del arte y doctora en Filosofía, en Bizkaia "tenemos la suerte de poder contextualizar lo que hoy escandalizaría y que en aquellos siglos eran representaciones habituales".
La sucesión del linaje en la sociedad medieval
Las familias medievales contaban con leyendas sobre los fundadores de su linaje que reflejaban su probitas (honestidad y virtudes). Se creía que estas virtudes y valores se transmitían por la sangre. Los matrimonios se establecían en función del linaje de los contrayentes, con la expectativa de que sus descendientes heredaran las cualidades de sus progenitores. El incesto moderado era tolerado e incluso favorecido en algunas circunstancias. Según Mellén, "la diferencia sexual en la sociedad medieval no tiene nada que ver con las categorías actuales". Para comprenderlo, hay que partir de la idea de que las definiciones de sexualidad en esa época no correspondían a los términos de heterosexualidad u homosexualidad que usamos hoy. Estas categorías son, sin duda, anacrónicas para la Edad Media, al igual que las binarias de género.
¿Qué valor tenía la virginidad?
La pregunta es relevante, ya que el factor diferencial principal en la sociedad medieval era precisamente la virginidad. "El comportamiento sexual determinaba tanto la vestimenta como la consideración social de las personas en la Edad Media", comenta Mellén. Además, señala que "cada grupo social tenía una moral sexual diferenciada". En la actualidad, se extrapola la opinión minoritaria sobre el sexo de algunos monjes y se utiliza como referencia para explicar el comportamiento sexual de toda la sociedad medieval. Mellén es clara en este punto: "en los ambientes palaciegos, triunfaba la literatura del amor cortés, que potenciaba la idea del deseo por encima de las reglas del matrimonio". En estos contextos, las mujeres tenían un papel central, siendo las directoras de las relaciones amorosas, que en los siglos del románico, siempre culminaban en sexo.
Sexo en el matrimonio: siempre ligado a la concepción
Durante su entrevista en Hoy por Hoy Bilbao Bizkaia, Mellén deja claro que el sexo extramatrimonial estaba regido por la norma de no concebir hijos bastardos. En el contexto del matrimonio, sin embargo, el objetivo era asegurar el linaje. En cuanto a las prácticas sexuales, probablemente al contrario de lo que se suele pensar, Mellén señala que "eran muy libres y no se limitaban exclusivamente a la penetración". Sobre las creencias en torno a la reproducción en la época del románico, se seguían las teorías médicas galénicas e hipocráticas. "Estas teorías sostenían que los órganos sexuales femeninos eran como los masculinos, pero invertidos", explica Mellén. Además, tanto el hombre como la mujer debían emitir su "semilla" para que se produjera la concepción, según estas teorías.
¿Se tenía en cuenta el orgasmo femenino?
Sin duda. La doctora Mellén concluye que el orgasmo femenino era considerado necesario para la concepción, y lo explica citando textos de la época en su nueva edición de Bizkaia a través de la historia. Entre los textos más relevantes destaca el Canon de Avicena, que recoge lo siguiente:
"Que los hombres prolonguen el juego con las mujeres cuya complexión no sea mala. Que acaricien sus senos y la región pubiana y enlacen a su pareja sin llegar a la realización plena. Y cuando hayan alcanzado el deseo, se unan a ella frotando la región situada entre el ano y la vulva. Ésta es, en efecto, la región del placer. Estén atentos al momento en que se manifiesta una adhesión más vigorosa por parte de la mujer, cuando sus ojos comiencen a enrojecer, su respiración se haga más intensa y ella empiece a balbucir".
Bizkaia a través de la historia
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