"Las nuevas baldosas resbalan más": la baldosa de Bilbao pierde terreno en el centro

Bilbao

Típica estampa otoñal de Bilbao: chaparrones repentinos y caída de hojas a las aceras. Si a este escenario, se le suman las prisas de los viandantes, llegan los resbalones en algunas calles. Todas tienen en común el tipo de suelo por el que se camina: ni rastro de la típica baldosa Bilbao. No hay más que preguntar a los comerciantes de la zona o los residentes. Todos coinciden en que la baldosa "de toda la vida" evita deslizarse.

Este adoquín tiene su origen en los años 50 y está inspirado en el ‘panot’ de Barcelona diseñado por Josep Puig i Cadafalch, aunque su autoría es debatida. En Bilbao, el diseño fue modificado con canales para mejorar el drenaje, lo que la convierte en una opción resistente y funcional. Se trata de una baldosa hidráulica de cemento, generalmente gris, que se instala en piezas de cuatro elementos, duplicando su tamaño original de 15x15 cm.

Sin embargo, las últimas peatonalizaciones en las calles de Bilbao han supuesto la retirada de este icono. Son los casos de las calles Rodríguez Arias, Iparragirre o María Díaz de Haro.

Menos en el centro

Joaquín Mendia es el gerente de Prefabricados Vascos, una de las dos compañías que producen esta clase de baldosa. Mendia ha notado una tendencia a dejarlos de lado en las zonas céntricas de las ciudades. Las razones para ello son principalmente estéticas, pero también técnicas: “Bilbao y otras ciudades de Bizkaia suelen reservar estos adoquines para zonas residenciales periféricas, donde las obras subterráneas son más frecuentes”. Este empresario se refiere a que las aceras se levantan periódicamente para renovar o cambiar cableado o tuberías que van bajo suelo.

En cambio, en las avenidas más importantes del centro, se opta por pavimentos como el granito. “Hay que tener en cuenta diversos factores, incluido el grosor de los bloques, ya que deben soportar el peso de camiones o maquinaria pesada en áreas de carga y descarga”, explica en declaraciones a Radio Bilbao. Aunque estas alternativas carezcan de canales de drenaje, cree que la inclinación del 3% de las aceras es suficiente para evitar la acumulación de agua.

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Precios dispares

El presupuesto de las administraciones locales es otro aspecto determinante a la hora de renovar calles. En el caso de Bilbao, no parece ser una cuestión de reducir costos. "El granito tiene un precio de 120 euros por metro cuadrado, mientras que la baldosa de Bilbao tiene un precio de 8 euros por metro cuadrado", señala Mendia.

A pesar de los cambios en el uso de la baldosa, la producción de su empresa no se ha visto afectada. Su compañía produce un millón de metros cuadrados de baldosas de exterior cada año, de los cuales una décima parte corresponde a los adoquines hidráulicos de Bilbao. Actualmente, están trasladando su planta a Lerma, en Burgos.

Según el diseño

Por su parte, el Ayuntamiento de Bilbao aclara que no existe una normativa específica para la elección del pavimento en las calles. “El material se selecciona según el diseño y la estética que se busca para cada espacio”, explican desde el consistorio.

La baldosa de Bilbao se adapta especialmente bien a aceras estrechas debido a su tamaño compacto. Por esta razón, se tiende a colocar en esos lugares. Sin embargo, en zonas históricas como la Gran Vía o el Casco Viejo, se suele preferir pavimentos de piedra, ya sea en forma de losa o adoquín. En parques urbanos como Doña Casilda, Europa o Etxebarria, el material más usado es el aglomerado asfáltico, detallan fuentes del Área de Urbanismo. Otros espacios, como María Díaz de Haro o el paseo de Artxanda, cuentan con el diseño de la baldosa impreso sobre el asfalto.