Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia
Sociedad

La música, un lenguaje clave en el cine: el caso de "Los Últimos Románticos"

La banda sonora de "Los Últimos Románticos" destaca la importancia de la música en el cine. Compositoras como Beatriz López-Nogales y Errollyn Wallen subrayan la necesidad de una profunda conexión con la historia para crear una banda sonora conmovedora y colaborativa

Nuevas compositoras made in Bilbao

Bilbao

La banda sonora de una película es mucho más que un simple acompañamiento. Es una herramienta narrativa que puede potenciar las emociones, definir personajes y, en definitiva, enriquecer la experiencia cinematográfica. En el programa "Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia", se ha puesto de manifiesto la importancia de la música en la creación de películas, tomando como ejemplo la banda sonora de "Los Últimos Románticos", dirigida por un bilbaino.

Beatriz López-Nogales

Beatriz López-Nogales, compositora de la película, ha destacado la relevancia de conocer a fondo la historia para poder crear una banda sonora a medida. "Ha sido componer desde el guion, y sobre todo desde la novela de Txani Rodríguez. Para mí fue super importante leer la novela, que me emocionó muchísimo, y después el guion", ha explicado. Este enfoque, centrado en la inmersión en la trama, es clave para que la música se integre de forma orgánica en la película.

Compositora estadounidense

Por su parte, Patricia Millán ha compartido la visión de la compositora estadounidense Errollyn Wallen, quien considera la composición como un proceso colaborativo y lleno de humanidad. "Le gusta mucho crear. Al mismo tiempo ella también habla de la composición como un proceso lleno de amabilidad, lleno de consideración, y lleno de colaboración. Quiere quitar el estigma de absoluta soledad, siempre piensa en quién va a interpretar la pieza", ha señalado Millán.

Tanto López-Nogales como Wallen coinciden en la importancia de tener en cuenta a los intérpretes y de crear piezas musicales que encajen a la perfección con la historia y los personajes. Ambas compositoras demuestran que la música, lejos de ser un elemento aislado, es una parte fundamental del lenguaje cinematográfico y que su creación es un proceso complejo y enriquecedor que requiere de sensibilidad, conocimiento y colaboración.