La vida se valora más que nunca, pero la confianza de los vascos en las instituciones sigue suspendida

Los vascos puntúan su satisfacción con la vida con una media de 7,4 sobre 10, según los datos de la Encuesta de Bienestar Personal publicada este miércoles por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Esta cifra se mantiene estable respecto a 2019, aunque mejora ligeramente frente al 7,3 registrado en 2023. Sin embargo, el dato más llamativo del estudio no está en la calidad de vida general, sino en la confianza en los poderes públicos: solo las personas extranjeras residentes en Euskadi dan el aprobado, con una nota media de 5,3, frente al 4,5 de la población general.

Las mujeres nacidas en el extranjero son quienes más confían en las instituciones (5,4), seguidas de los hombres también extranjeros (5,1). En el extremo contrario, quienes carecen de relaciones familiares son quienes manifiestan menor confianza, con apenas un 4,1. Por territorios, Bizkaia lidera con una media de 4,7, por delante de Álava (4,5) y Gipuzkoa (4,3).

La salud determina más que la economía la felicidad personal

Uno de los datos más reveladores de la encuesta es el vínculo directo entre salud y satisfacción. Las personas que consideran su salud como “muy buena” otorgan una puntuación de 8,1 a su vida, mientras que quienes declaran tener mala o muy mala salud bajan hasta un 4,5, una caída significativa incluso respecto al 5,5 de 2019. De hecho, la percepción de salud afecta incluso más que la situación económica: quienes valoran positivamente su situación económica alcanzan los 7,7 puntos, frente al 7 de quienes la consideran mala.

En el ámbito laboral también hay diferencias: las personas ocupadas puntúan su vida con un 7,5, mientras que las desempleadas bajan a 6,9. Curiosamente, en este caso las mujeres en paro tienen una percepción más positiva (7,1) que los hombres (6,6), invirtiendo la tendencia observada en otros indicadores de bienestar.

La juventud, los estudios y la vivienda influyen positivamente

El informe de Eustat confirma una mayor satisfacción entre la juventud. Las personas entre 16 y 24 años puntúan su vida con un 7,8, mientras que a partir de los 50 años la media baja a 7,3. La formación académica también marca diferencias: quienes tienen estudios universitarios alcanzan los 7,7 puntos, frente a los 7,2 de quienes solo tienen estudios primarios.

Respecto al entorno vital, la valoración de la vivienda y su entorno se mantiene en 7,3, aunque nuevamente influida por la salud: quienes se sienten más sanos puntúan con un 7,7 y quienes se sienten en peor estado bajan a un 6,6.

El valor de la vida, el indicador mejor puntuado

Más allá de la satisfacción general, el indicador con mayor puntuación es el que mide si las personas consideran que su vida “merece la pena”. En este apartado, la media en Euskadi se sitúa en 7,7, aunque baja respecto a 2023 (8). El 62,6 % de la población da una puntuación alta (entre 8 y 10), mientras que solo un 3,1 % otorga una valoración baja (entre 0 y 4).

Este indicador también se ve directamente afectado por la salud percibida: quienes se consideran en muy buen estado físico puntúan su vida con un 8,3, mientras que quienes se sienten mal o muy mal bajan al 5,6.

Las relaciones personales, otro pilar del bienestar

Las relaciones personales obtienen una puntuación de 7,5, al igual que en 2019, y son el segundo aspecto mejor valorado de la encuesta. Este aspecto, como el resto, también se ve condicionado por la salud: las personas con percepción de buena salud alcanzan los 7,7 puntos, mientras que las que se sienten mal bajan hasta los 6,7.