Kilian Jornet, el atleta que corre al borde de lo humano: la reflexión mística que fascinó a Juan José Millás
Su experiencia extrema ha inspirado al escritor a explorar el éxtasis físico como una vía hacia lo inefable. En 'SER Runner' confesó como explora sus límites, "para saber hasta dónde aguanta mi cuerpo"

La vuelta al pasado de Juanjo Millás
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Juan José Millás se topó con un titular en la sección de deportes que lo descolocó: “Hay veces que no sé si estoy vivo o muerto”. La frase, firmada en El País por Luis Javier González, pertenece a Kilian Jornet, el corredor de montaña más reconocido del mundo. El mismo que había compartido reflexiones igual de inquietantes en una entrevista para el programa Ser Runner de la Cadena SER.
Lo que parecía una historia más de superación deportiva terminó despertando en Millás una pregunta mucho más profunda: ¿es posible alcanzar un estado místico corriendo hasta deshacerse?
Vivir el presente, desaparecer en el ahora
En la conversación con Ser Runner, Jornet hablaba de la tensión constante entre el presente y la presión social por proyectarse: “Si estás pensando en lo que quieres ser, no eres”, decía. Millás lo ha recogido con entusiasmo. Para él, esa idea conecta directamente con el pensamiento budista: existir de verdad solo ocurre cuando uno deja de anticipar.
“Esto lo dicen los místicos. Y este hombre lo ha comprendido desde las entrañas”, comentó Millás durante su sección en A vivir que son dos días.
Dolor, deshidratación y éxtasis
Jornet relataba cómo entra en estados de conciencia alterada durante carreras extremas, como la Western States en California, donde compitió con más de 40 grados. “No sientes el dolor. No sabes si estás vivo o muerto”, dice. Esa misma frase, que volvió a repetir en Ser Runner, es el punto de partida de Millás para conectar con experiencias de trascendencia.
“Esto ya no es solo resistencia física. Esto es una forma de éxtasis comparable al de Santa Teresa”, sentencia Millás, visiblemente sorprendido.
Genes, evolución y cuerpo como laboratorio
El corredor también reflexiona sobre la genética. “Hay que estimular los genes para que se expresen”, asegura. Y añade que el máximo rendimiento físico es, en realidad, la mejor salud posible para transmitir a la siguiente generación. En el podcast 'Ser Runner', explicó que lleva décadas entrenando a su cuerpo en condiciones extremas para lograr esa adaptación.
Millás se agarra a esa idea para observarlo como un fenómeno casi darwiniano: “Este tipo es un heredero de Arsuaga. Ha entendido la evolución como nadie más en su generación”.
Entrenarse en la sed… desde los tres años
Quizá lo más asombroso que reveló Jornet es que comenzó a entrenarse en la deshidratación con apenas tres años, junto a su madre. “Las adaptaciones reales requieren tiempo”, dice. Y ese tiempo, en su caso, comenzó antes de la conciencia.
Millás bromea con tono serio: “¡Su madre lo deshidrataba! Y, sin embargo, no hay delirio. Hay método. Hay genética. Hay una lógica que no entendemos, pero que funciona”.
Cuando correr se parece a orar
Millás termina su reflexión convencido de que Jornet no es solo un atleta. Es alguien que, como los antiguos santos, ha tocado el borde de lo sagrado a través del sufrimiento voluntario. Lo compara con los ayunos de Cristo, con los trances de los místicos españoles, con la búsqueda de Dios a través del cuerpo.
Y es que, como el propio Jornet reconocía en Ser Runner: “A veces asumo riesgos de los que, conscientemente, no estoy orgulloso”. Tal vez porque, en ese filo entre la vida y la muerte, ha descubierto algo que los demás apenas intuimos.
'SER Runner'
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