Artium estrena acceso por el 'Lorategi' y redobla esfuerzos para atraer al público adolescente

Vitoria-Gasteiz

El museo de arte contemporáneo del País Vasco, Artium Museoa ha inaugurado un nuevo acceso interior a través del Lorategi, su jardín central situado en la plaza interior, que conecta directamente con la sala A3. Este nuevo recorrido, además de facilitar la entrada desde un entorno más acogedor y natural, permite visitar las muestras desde un ángulo diferente.

“El nuevo acceso no solo mejora la circulación, también es una manera simbólica de decir que el museo tiene muchas puertas y es más accesible”, ha indicado la directora de Artium, Beatriz Herráez. Además, el jardín, que alberga obras de artistas como Esther Ferrer, Néstor Basterretxea o Alberto Peral, se ha convertido en los últimos años en un espacio artístico por derecho propio, donde también se celebran actividades abiertas al público.

El nuevo itinerario se ha estrenado con la exposición 'Artelekun zehar. 1987-2002. Una exposición sobre Arteleku a través del archivo'. Así, el museo espera que este acceso se consolide como una alternativa más fluida para quienes visitan sólo ciertas partes del edificio o buscan una experiencia diferente.

Con este gesto, Artium reafirma su voluntad de abrir sus puertas —literal y simbólicamente— al público joven, en particular al adolescente, un perfil históricamente más alejado del arte contemporáneo.

“Queremos eliminar barreras, físicas y mentales”, como indica Herráez. “No se trata solo de cambiar recorridos, sino de crear vínculos duraderos con quienes aún no se sienten interpelados por este espacio”.

La comisaria jefe del museo, Catalina Lozano, añade: “Muchas veces se piensa que el arte contemporáneo es solo para quienes ya lo entienden., pero el arte está también para sentir, para imaginar, para hacerse preguntas”.

Cifras de récord

Además, Artium ha alcanzado este año una cifra histórica: más de 100.000 personas han pasado ya por sus salas a lo largo de todo el 2024, superando por primera vez esta barrera simbólica y consolidando su papel como uno de los referentes culturales de Euskadi.

Beatriz Herráez, valora este hito como un reflejo del trabajo acumulado en los últimos años: “Era una meta que parecía lejana. Lo hemos logrado gracias a una estrategia clara: abrir el museo, hacerlo más accesible, ampliar los recorridos, y conectar con públicos diversos”. Para Herráez, la clave ha sido "convertir el museo en un espacio habitable y cotidiano, no solo en un lugar de paso".

Un museo con vocación de comunidad

Más allá de las cifras, en Artium subrayan que su objetivo es crear una relación duradera con sus públicos. "Valoramos mucho que la gente repita visita, que venga con su familia, que participe en una actividad y luego se quede a ver una exposición. Eso nos dice que el museo se siente próximo, que forma parte de la vida cotidiana", sostiene la directora.

El museo encara ahora el segundo semestre con la intención de reforzar esta línea de trabajo: hacer del arte un lugar habitable, abierto y compartido. Lozano insiste en que el arte contemporáneo no se trata de comprenderlo como si fuera una ecuación, sino de vivirlo, cuestionarlo o incluso rechazarlo. “Muchas veces, entender no es lo importante, sino sentir, dejarse provocar, entrar en diálogo con la obra, y esa es la invitación que queremos hacer especialmente a los más jóvenes”.

Artium, convertido en un verdadero ecosistema cultural, con proyectos como Jai, la escuela de verano internacional que ha recibido más de 100 candidaturas de todo el mundo. También se han reforzado los lazos con otras instituciones vascas como Tabakalera, el Museo de Bellas Artes de Bilbao o el Museo Oteiza, consolidando a Artium como un nodo esencial en la red de arte contemporáneo del País Vasco.

La recuperación del patrimonio existente ha sido otra de las prioridades. Ejemplo de ello es la restauración de piezas emblemáticas como la de Esther Ferrer, ubicada en el jardín interior, o la obra de Javier Pérez, 'Un pedazo de cielo cristalizado', que recibe a los visitantes a la entrada del museo. Además, se han activado proyectos para rescatar obras menos visibles, como una pieza inédita de María José Lacadena, que se mostrará por primera vez desde su participación en los premios Gure Artea.

Otro de los frentes de trabajo está en los programas públicos y educativos. Desde el consolidado Amarauna, que convoca a público infantil y familiar una vez al mes, hasta propuestas como el programa Trama, centrado en el ecofeminismo y la imagen en movimiento, o Lazos Mecánicos, que explora nuevas formas de performance en el museo, Artium intenta construir puentes entre generaciones, disciplinas y sensibilidades.

"Estamos muy contentas con los logros, pero no nos detenemos. No solo se trata de atraer visitantes, sino de construir comunidad", resume Herráez, que encara su segunda reelección al frente de Artium con una hoja de ruta clara: más inclusión, más juventud, más diálogo y un museo que no solo se visita, sino que se habita.