“Radio para Todos”, el vínculo entre la radio y sus oyentes en la década de los 60

En el marco del centenario de Radio San Sebastián, queremos rescatar y compartir una historia poco conocida pero fundamental en la relación entre la emisora y sus oyentes durante los años 60. No se trata de la programación ni de los locutores, sino de un servicio muy especial que la emisora ofrecía a sus abonados y a la comunidad en general: el servicio denominado “Radio para Todos”.

Este servicio integral fue mucho más que una simple atención técnica. Desde una oficina ubicada en la esquina de la calle San Marcial con Vergara, propiedad del director de esos años José Antonio Diaz de Loinaz, Radio San Sebastián gestionaba reparaciones de radios, anuncios publicitarios, esquelas, discos dedicados y otras múltiples facilidades para sus abonados. La encargada de atender a los oyentes y gestionar estos servicios fue durante muchos años Isabel Illarregi, quien en `Hoy por Hoy San Sebastián´ ha contado cómo funcionaba este servicio.

En una época en la que la radio era uno de los principales medios de comunicación, ser abonado de Radio San Sebastián suponía pagar una cuota mensual, que Isabel recuerda rondaba las cinco pesetas al mes las 40 al año, y que daba acceso a numerosas ventajas. Entre ellas, un carné de socio que permitía acceder a descuentos en establecimientos adheridos a la emisora, así como participar en sorteos de entradas y regalos semanales. También los "socios" recibían la revista Ondas, para mantenerse informados de las novedades y eventos vinculados a la emisora.

Isabel recuerda que uno de los servicios más valorados era la sección de discos dedicados, muy popular para felicitar cumpleaños o aniversarios, y la publicación de esquelas, que era gratuita para los abonados. Para quienes no eran abonados, el servicio estaba disponible, aunque con un coste adicional según las tarifas establecidas.

En aquellos tiempos, las radios eran aparatos delicados y necesitaban mantenimiento constante. En el mismo edificio donde estaba la oficina de atención, había en el segundo piso, un taller técnico con profesionales como Alfonso Lizarreta y Luis Carlos Rodríguez, quienes se encargaban de arreglar los aparatos, tanto de abonados como de no abonados. Este servicio era gratuito para los primeros, lo que incentivaba la fidelidad y el sentido de comunidad entre los oyentes.

La llegada de las radios transistorizadas supuso una evolución tecnológica que el taller tuvo que incorporar, adaptándose a los nuevos modelos y continuando con su labor de apoyo técnico.

Isabel recuerda con nostalgia el ambiente de trabajo y la cercanía con los oyentes. “A veces venían y se quedaban a charlar un rato, no solo para gestionar su petición, sino para compartir y pasar el rato”, comenta. En esos años, Isabel también recuerda como algo muy anecdótico su papel activo en la emisión del parte meteorológico que un compañero grababa en castellano y ella lo hacía en euskera, así como su participación en eventos y programas festivos.

Tras más de una década ofreciendo este servicio, la oficina de San Marcial cerró en 1969, trasladándose a la Avenida, donde Isabel continuó hasta 1975. El servicio “Radio para Todos” desapareció con los años, pero dejó un legado imborrable de cómo una emisora podía convertirse en mucho más que una fuente de música y noticias: un verdadero punto de encuentro y apoyo para sus oyentes.