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Lourdes Herrasti, directora del departamento de antropología de Aranzadi: “Posiblemente haya más cuerpos de los que esperábamos”

Hallan una nueva fosa bajo el osario de la número 11 en el cementerio de Amorebieta‑Etxano, donde ya se han recuperado más de 147 restos

Vista parcial de la fosa número 11 del cementerio de Amorebieta‑Etxano, donde ya han aparecido 12 cuerpos de combatientes republicanos. Los esqueletos, en buen estado de conservación, se encuentran articulados y alineados, lo que indica un enterramiento colectivo y ordenado. / Cadena SER

Vista parcial de la fosa número 11 del cementerio de Amorebieta‑Etxano, donde ya han aparecido 12 cuerpos de combatientes republicanos. Los esqueletos, en buen estado de conservación, se encuentran articulados y alineados, lo que indica un enterramiento colectivo y ordenado.

La quinta campaña de exhumaciones en el cementerio de Amorebieta‑Etxano ha deparado un nuevo e inesperado hallazgo. Bajo el osario situado en la fosa número 11, los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han detectado lo que podría ser otra alineación de cuerpos, lo que obligará a ampliar el calendario previsto para esta fase de excavación. “Posiblemente haya más cuerpos de los que esperábamos. Creemos que la fosa continúa por debajo del osario”, ha explicado Lourdes Herrasti, directora del Departamento de Antropología de Aranzadi, durante una visita a pie de fosa.

Desde que comenzaron las primeras actuaciones en este cementerio, hace ya cinco años, se han recuperado los restos de 127 combatientes. En esta quinta fase, iniciada el pasado 7 de julio, ya se han sumado al menos 22 individuos más, lo que eleva el total provisional a más de 147 cuerpos exhumados. Según ha podido confirmar Herrasti, “en la parte superior encontramos un osario, pero al excavar más en profundidad hemos visto que la disposición de los huesos indica una continuidad. Por eso pensamos que no se trata de un enterramiento aislado, sino de una fosa con más personas aún por descubrir”.

Exhumaciones meticulosas e identificaciones claves

El procedimiento de trabajo está plenamente sistematizado y combina técnicas arqueológicas, forenses y genéticas. “Una vez se localizan los esqueletos, se excavan en bloque y se trasladan cuidadosamente al laboratorio. Allí realizamos el análisis antropológico y cotejamos los perfiles genéticos con los de familiares que han aportado muestras”, detalló Herrasti. “Es un proceso largo, pero muy preciso”, ha añadido.

El Programa de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Guerra Civil, coordinado por Gogora con Aranzadi y el laboratorio genético Biomics-UPV/EHU, ha logrado identificar a cinco milicianos:

  • Adolfo Cengotitabengoa Izurza (Muskiz) y Jaime Iñiguez Nieva (Ortuella), ambos del batallón Pérezagua (PCE), fallecidos el 7 de abril de 1937, entregados el 13 de mayo de 2024.
  • Enrique Contreras (Linares/Aretxabaleta), batallón Sarasketa (EAJ‑PNV), caído el 6 de abril de 1937, entregado el 30 de julio de 2024.
  • Benigno Hierro Pinedo (Ortuella), batallón Pérezagua, fallecido el 7 de abril de 1937, identificado y entregado en noviembre de 2024.
  • Jacinto Polo Ríos (Donostia), miliciano del batallón Malatesta (CNT), murió el 4 de diciembre de 1936 en Otxandio; identificado recientemente en esta quinta fase y su familia ha solicitado inhumación privada en Elgoibar.

“No es solo un trabajo técnico. Hay una carga emocional muy fuerte”

Para Lourdes Herrasti, que lleva más de dos décadas liderando este tipo de intervenciones, el trabajo en Amorebieta tiene un fuerte componente técnico, pero también humano. “No es un trabajo fácil. Implica mucha precisión, mucha paciencia, pero también una carga emocional muy fuerte”, señaló. “Pensamos siempre en las familias. Es por ellas que seguimos abriendo fosas. Es una deuda que no se puede enterrar ni olvidar”.

Herrasti ha recordado que fue precisamente una moneda de 1937, hallada en una de las primeras catas realizadas en 2020, la que confirmó la presencia de enterramientos de combatientes republicanos en este lugar. “Eso nos dio una datación clara y nos animó a empezar la excavación en serio. Desde entonces hemos ido avanzando fosa a fosa, siempre con respeto y rigor, y cada nueva fase nos trae nuevas sorpresas como esta”, ha explicado.

Un llamamiento a las familias

Desde Gogora, el Instituto de la Memoria del Gobierno Vasco, y en coordinación con Aranzadi y el laboratorio genético Biomics-UPV/EHU, se ha vuelto a hacer un llamamiento a todas aquellas personas que sospechen que un familiar suyo pudo morir en los frentes de Villarreal, Barazar o Dima entre diciembre de 1936 y abril de 1937. “Pido a las familias que se pongan en contacto con Gogora. Pueden facilitarnos una muestra genética que nos ayude a identificar a estas personas que llevan casi 90 años esperando a ser nombradas de nuevo”, ha insistido Herrasti.

El contacto puede establecerse a través del correo gogora@euskadi.eus o del teléfono 944 032 845. Hasta ahora, de los 127 restos recuperados antes de esta fase, quedan aún por identificar 123, y se espera que las nuevas exhumaciones aporten más información.

Más fases por delante

Los trabajos en el cementerio de Amorebieta los realiza un equipo de entre 10 y 15 personas, y la previsión inicial era cerrar esta quinta campaña en unas pocas semanas. Sin embargo, el descubrimiento de esta nueva fosa bajo el osario obligará a prolongar las tareas. “Va a ser necesaria al menos una fase más. Lo que hemos encontrado no es menor, y no queremos dejar el trabajo a medias”, ha afirmado Herrasti, consciente de que Amorebieta se está consolidando como uno de los enclaves más significativos en Euskadi en lo que respecta a fosas comunes de la Guerra Civil.

 

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