El alcalde de Bilbao reivindica en el ecuador del mandato una política de vivienda con corazón y al servicio de las personas
En su intervención en el Pleno del Estado de la Villa, el regidor bilbaíno apeló a la autocrítica, a la honestidad y a la cooperación política, subrayando que “la política municipal es para gente sincera y trabajadora”
El alcalde de Bilbao pide perdón: “En política municipal hay que ser valiente y reconocer los errores”
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El alcalde de Bilbao ha abierto su discurso en el Pleno del Estado de la Villa con un mensaje de solidaridad hacia los pueblos que sufren violencia, pobreza o catástrofes naturales, reafirmando que “Bilbao es una villa acogedora, solidaria y de valores” y que la política debe estar al servicio de las personas.
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Autocrítica y petición de perdón
En un tono inusual para un debate institucional, el regidor ha hecho un ejercicio de autocrítica personal y colectiva: “Pido disculpas por todas esas veces en las que nos hemos equivocado, en las que me he equivocado”. Ha reconocido que gestionar una ciudad compleja implica errores y fallos y se mostró dispuesto a asumirlos públicamente: “A mí no me van a ver sin un pido perdón en mi boca”.
Política municipal para “valientes y gente de verdad”
El alcalde defiende que la política municipal es para valientes y que equivocarse es parte de actuar con honestidad: “El que no hace ni propone quizás nunca se equivoque, pero la política municipal es para gente honesta, sincera, trabajadora y de verdad”. Reivindica así un estilo basado en la cercanía y la transparencia frente a la confrontación partidista.
Llamamiento al trabajo conjunto y al respeto
Ha abogado por un trabajo conjunto entre grupos municipales, con ideas compartidas y proyectos realistas para afrontar los retos de futuro de la ciudad. “Quien quiera traer estilos ajenos al debate municipal se confunde; nuestra responsabilidad es mejorar el bienestar de quienes viven y trabajan en Bilbao”, ha añadido.
Política con corazón
El regidor ha concluido esta parte de su discurso defendiendo una “política con corazón” que, aunque pueda generar frustraciones, responde a la honestidad y valentía que exige la gestión pública.
