El edificio en París que salvó vidas y defendió la causa vasca regresa al PNV

El edificio del número 11 de la Avenue Marceau, en París, vuelve a estar en el centro de la actualidad. Tras un acuerdo entre el Gobierno central y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el inmueble, incautado por el franquismo durante la Guerra Civil, ha sido devuelto a la formación jeltzale. Para entender su peso histórico, en la sección Bizkaia en la historia de Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia, el investigador Jon Pentxe, colaborador de Gogora y de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UPV/EHU, ha reconstruido su trayectoria.

Pentxe explica que este edificio funcionó como auténtica delegación del Gobierno Vasco en el exilio. Desde octubre de 1936, bajo la dirección de Rafael Picavea Leguia, se gestionaron relaciones diplomáticas con la República española, la Generalitat de Cataluña y el Gobierno francés, se coordinó la acogida de refugiados y se impulsó la propaganda para dar a conocer en Europa los bombardeos y la situación de Euskadi.

El historiador destaca también la figura de Juan Gracia Colás, consejero de Asistencia Social y delegado en París desde 1937, que organizó expediciones de niños vascos al extranjero y reforzó la ayuda humanitaria. “Fue la sede más importante del Gobierno Vasco fuera de Euskadi, un auténtico centro neurálgico de diplomacia y solidaridad en plena guerra”, explica Pentxe.

Ocupación alemana

Durante la ocupación alemana y la posguerra, el edificio pasó a manos de la Falange y la policía franquista, que lo utilizaron como base para perseguir republicanos españoles en Francia. La Gestapo y agentes franquistas aprovecharon documentación incautada para rastrear a líderes vascos y republicanos. Tras la liberación de París en 1944, el Gobierno Vasco en el exilio recuperó temporalmente el inmueble hasta 1951.

El edificio fue además escenario de hitos históricos internacionales, como la constitución en 1948 de los Nuevos Equipos Internacionales —embrión de la Democracia Cristiana europea— y la creación del Consejo Vasco por la Federación Europea en 1951.

Para Pentxe, la devolución del inmueble supone “un acto de memoria” y “una oportunidad para recuperar y difundir la historia de un lugar clave para entender el exilio vasco y la resistencia democrática”.