Raquel Moreno, 82 años de vida cultural en Bilbao: “Siempre he querido ir un poco más allá”

Raquel Moreno tiene 82 años y una vitalidad contagiosa. Fue delineante en una empresa francesa en los años sesenta, cuando pocas mujeres se dedicaban a ese oficio. Pero su verdadera pasión siempre ha estado ligada a la cultura, el arte y la música. Amiga del Museo de Bellas Artes de Bilbao, visita sus salas con frecuencia y disfruta de cada exposición como si fuera la primera vez.

“Intento ir una vez a la semana al museo. Me pilla cerca y lo disfruto mucho. Me gusta especialmente el arte abstracto. Mucha gente dice que esos cuadros no tienen sentido, pero hay mucho trabajo detrás”, ha contado en la sección Miss Experiencia del programa Hoy por Hoy con José Luis Sastre.

Del Puente Bizkaia a Nueva York: la niña que soñaba con “ir hasta la raya”

Raquel nació en Portugalete, aunque su infancia transcurrió en Las Arenas, junto al Puente Bizkaia. De aquella época conserva un recuerdo luminoso. “Yo quería ir hasta la raya”, recuerda entre risas, evocando la línea del horizonte que veía de niña. Años después, cumpliría ese sueño al cruzar el Atlántico en avión rumbo a Nueva York: “Desde el aire ya no ves la raya tan recta, la ves curvada. Así confirmé que la Tierra es redonda”.

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Su curiosidad y su empeño por aprender la llevaron a estudiar Dibujo Técnico y Delineación, una formación poco habitual entre las mujeres de su generación. “No me veía ni de costurera ni de secretaria. Me costó mucho esfuerzo, pero quería ser algo distinto”, recuerda.

Una pionera en un mundo de hombres

Durante varios años, Raquel trabajó como delineante en una empresa francesa en Bilbao, donde eran solo dos mujeres en un equipo de 27. “Mis compañeros me trataban muy bien, pero veía cosas que no me gustaban. Una secretaria tenía que sacarse la leche en la oficina y su madre venía a recogerla para dársela al bebé”, explica.

La empresa compraba patentes en Estados Unidos, las adaptaba en Bilbao y las vendía a la URSS, que a su vez las transfería a Cuba. “Nos pagaban en rublos; el dinero no era comunista”, contaba divertida al recordar aquella época marcada por la Guerra Fría.

Teatro, ópera y arte: la pasión que no se jubila

Aunque dejó su trabajo al casarse y formar una familia, Raquel nunca abandonó su amor por la cultura. “Necesitaba ir al teatro como el agua”, confiesa. En su memoria guarda la fecha del 27 de marzo de 1974, cuando vio a Luciano Pavarotti actuar en el Teatro Buenos Aires de Bilbao: “Fue un día inolvidable. Mi marido trabajaba mucho, pero hizo todo lo posible para que pudiera ir”.

Su entusiasmo por las artes escénicas no ha disminuido con los años. “El domingo pasado fui a ver ‘The Rocky Horror Show’ al Teatro Arriaga. Fue maravilloso, la gente se levantaba y yo también”, relata en la entrevista.

Lectura y formación continua: dos horas diarias con un libro

Raquel es también una lectora apasionada. “Leo un par de horas cada noche, antes de dormir. Es mi momento de desconexión y aprendizaje”, asegura. Entre sus lecturas recientes cita Paseos sonoros, de Mercedes Albañana, una obra sobre la historia musical de Bilbao que recomienda con entusiasmo.

“Me encanta descubrir cómo la música ha acompañado a la ciudad. Bilbao tiene una vida cultural extraordinaria, y me gusta ser parte de ella”, comenta. Su hermano, poeta residente en Barcelona, comparte con ella esa pasión por las letras.

Una agenda cultural llena y un espíritu joven

A sus 82 años, Raquel continúa organizando su semana entre teatro, ópera, museos y lectura. “Compro las entradas en junio para toda la temporada. Me organizo bien, soy del Teatro Arriaga y me manejo perfectamente con las aplicaciones”, explica.

Su historia refleja la vitalidad de muchas mujeres mayores bilbaínas, activas, curiosas y dispuestas a seguir aprendiendo. “Seguir viviendo como vivo, disfrutando de lo que me gusta, eso es lo que deseo”, dice Raquel para cerrar su conversación con Chema Rodríguez y José Luis Sastre.