Orduña y Elgoibar: memoria, fosas y represión en el 50 aniversario de la muerte de Franco

Este 20 de noviembre de 2025, cuando se cumplen 50 años de la muerte de Francisco Franco, Cadena SER Euskadi se suma a la programación especial de la cadena para recuperar historias de represión, exilio y avances sociales que solo fueron posibles tras el final de la dictadura: el derecho al aborto sin huir a Francia, el divorcio, las primeras movilizaciones feministas, el impulso del euskera y las primeras ikastolas.

Cadena SER Euskadi despliega una programación especial por los 50 años de la muerte de Franco

La jornada ha comenzado con dos conexiones en directo desde Elgoibar y Orduña, dos lugares clave de la memoria histórica vasca. Allí reposan decenas de víctimas del franquismo cuyos restos se recuperaron de fosas comunes y aún hoy se siguen identificando.

Elgoibar: el primer columbario de Euskadi y la voz de quienes recuerdan

Junto al cementerio de Olaso se encuentra el primer columbario de la dignidad de Euskadi, inaugurado en 2017. El monumento, con forma de trinchera, recuerda a los combatientes antifascistas que lucharon por la libertad y que fueron ejecutados sin juicio.

En este espacio y ante el micrófono de la SER, una mujer recordaba esta mañana lo que significa la memoria frente al revisionismo:

“Me da pena oír a gente joven decir que con Franco se vivía mejor. ¿Tú has vivido eso, hijo? Yo sí: cuando fui a la primera escuela nacional recibí más tortazos que lentejas por no saber castellano”.

El columbario alberga restos de 51 fusilados, de los cuales 21 permanecen sin identificar.

Orduña: frío, dignidad y un pasado que aún se está excavando

En Orduña, donde los termómetros marcaron esta madrugada 0 grados, se ubica el Columbario de la Dignidad, junto al cementerio municipal. Aquí se depositaron los restos de 14 víctimas recuperadas en 2014, cuando se abrieron fosas con permiso expreso de los vecinos.

Las víctimas murieron en la Prisión Central de Orduña, en funcionamiento entre 1939 y 1941. Tal como explicaba el investigador Joseba Egiguren:

“Estas muertes en cautividad fueron ejecuciones indirectas. El sistema penitenciario franquista utilizó el hambre, el alejamiento y la desatención como instrumentos de castigo”.

La identificación continúa: la semana próxima se entregarán los restos de cuatro víctimas más —tres extremeños y un castellano-manchego— elevando a 12 las identificaciones confirmadas.

¿Qué fue realmente la Prisión Central de Orduña? Datos históricos clave

La comparación entre el Campo de Concentración de Prisioneros de Guerra de Orduña (1937-1939) y la Prisión Central de Orduña (1939-1941) permite comprender la magnitud de la represión en este enclave vasco.

Campo de Concentración (1937–1939)

• Ubicado en el antiguo colegio de los jesuitas.
• Dependía de la autoridad militar sublevada.
• Operativo 27 meses durante la guerra.
• Función: reclusión, clasificación y “reeducación”.
• Capacidad prudencial: 4.000 personas; máxima: 5.000.
• Ocupación documentada: 4.131 prisioneros.
• Ingresos estimados: 50.000.
• No había juicio ni condena.
• Delitos imputados: ninguno.
• Perfil: combatientes antifascistas vascos y catalanes.
• Fallecidos registrados: 24.
• Causa oficial más común: enfermedad respiratoria.
• Edad media: 30 años.
• Mayoría procedente de Barcelona y Cataluña.

Prisión Central (1939–1941)

• También en el colegio de los jesuitas, ya bajo el Ministerio de Justicia.
• Funcionó en la posguerra durante 22 meses.
• Función: reclusión, castigo y reeducación.
• Capacidad: 4.000–5.000 personas; ocupación máxima: 4.278.
• Presos penados, la mayoría con condenas de 20–30 años por “rebelión militar” o “auxilio a la rebelión”.
• Perfil dominante: militantes antifascistas del PSOE y UGT, en su mayoría extremeños.
• 201 fallecidos registrados, sobre todo por avitaminosis y hambre.
• Edad media de fallecidos: 49 años.
• Muchos eran padres de familia y trabajadores agrícolas de Badajoz.

Un 20N para recordar, identificar y dignificar

Cinco décadas después de la muerte del dictador, Euskadi sigue abriendo fosas, identificando víctimas y dotando de sentido lugares que hoy hablan más fuerte que nunca.

Los columbarios de Elgoibar y Orduña no son solo monumentos: son pruebas físicas de la represión, espacios de duelo, verdad y reparación que permiten construir un futuro más libre y más consciente.