Hacer de la diversidad una oportunidad en el reto demográfico: "El tiempo libre es más rico cuando se comparte"

San Sebastián

Radio San Sebastián ha celebrado un nuevo encuentro dentro del ciclo "Encuentros Radio San Sebastián 100", en esta ocasión con el objetivo de reflexionar sobre uno de los grandes desafíos del siglo XXI a los que se enfrenta Donostia: la evolución demográfica.

Javier Yanguas, psicólogo, gerontólogo y director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación” la Caixa” y director de proyectos de la fundación aubixaf; Maite Peña, Diputada de Cuidados y Políticas Sociales en la Diputación Foral de Gipuzkoa y Carlos Ordoñez, miembro de SOS Racismo y responsable del área de mentorías se han encargado de repasar el envejecimiento de la población, el aumento de las necesidades de cuidados y la llegada de nuevos vecinos procedentes de diferentes países, a la vez que respondían a la pregunta de si Donostia está preparada para este reto.

Envejecimiento de la población

La realidad de San Sebastián es que se trata de una ciudad envejecida: actualmente, casi el 42 % de la población supera los 55 años de edad. A esto se suma la baja natalidad y el hecho de que cada vez más personas viven en viviendas unipersonales, lo que favorece situaciones de soledad. Yanguas señalaba que "ahí tenemos un reto: cada vez vamos hacia sociedades más individualistas y esto viene sin manual de instrucciones".

Aunque Yanguas ve esta situación también como una oportunidad, expresa su preocupación por "las relaciones entre generaciones". La realidad es que el aumento de la población mayor, unido a la disminución del número de jóvenes, acaba por "desestabilizar a la sociedad". En este sentido, afirma que "hablar de retos demográficos no es solo hablar de vejez o de cuidados, también es hablar de cómo hacemos posible la vida de los más jóvenes, porque si no puede ser un poco desastre".

Maite Peña, que coincidía con Yanguas, defendía que "hay que ser capaces de construir un espacio común donde generaciones de diferentes edades puedan compartir una visión en común", ya que muchas veces este tipo de cuestiones se abordan desde el "enfrentismo".

Este aumento del número de personas mayores ha provocado, además, un cambio en la forma de entender la vejez y va a obligar a "tener conversaciones incómodas", según Yanguas. Como ejemplo, mencionaba la democracia, ya que "va a aumentar la distancia con los votantes jóvenes, vienen problemas nuevos y peligros democráticos". También hacía referencia al debate sobre las herencias y la "transmisión vertical del patrimonio", así como al hecho de que la pobreza "también tiene rostro de personas mayores".

Llegada de personas de fuera

Otra realidad en la sociedad donostiarra es que cada vez son más las personas que vienen de fuera. Esta situación provoca nuevos retos, tales como la necesidad de garantizar que quienes llegan puedan tener proyectos de vida dignos en la ciudad, o cómo reducir el rechazo que genera en parte de la ciudadanía debido al auge de la extrema derecha.

Ordoñez decía que "hay gente que sí admite estos cambios, pero hay otros que no", y eso provoca que tenga dudas sobre si estamos preparados para afrontar este problema. Como ejemplo, mencionaba un estudio que reflejaba que más del 50 % de las mujeres trabajadoras admitían haber sido víctimas de actitudes racistas por parte de sus jefes, o las críticas que recibieron los niños de San Ildefonso por su nacionalidad, y por eso "creo que tenemos un trabajo importante pedagógico hacia la sociedad. El relato de la igualdad de derechos y del respeto a la cultura y en contra del racismo tiene que estar en primer plano".

Una de las posibles razones a las que Ordoñez achaca este problema es "el individualismo", ya que "en muchas ocasiones va de la mano del miedo". Explicaba que muchos jóvenes de hoy en día rechazan conocer a personas de origen magrebí porque "se les ve como delincuentes", y añadía que "para que esto no sea así, lo mejor es conocernos, pero para eso hay que querer", aunque para ello se necesitan "herramientas". Por ello pedía "tener un relato que no criminalice, sino que hable de la diversidad cultural como un enriquecimiento".

Maite Peña coincidía en el riesgo que puede generar vincular la procedencia con la delincuencia y afirmaba que "esto no se puede consentir", y Ordoñez complementaba que mucha gente "se deja llevar por titulares". Yanguas, por su parte, señalaba que al vivir en una sociedad más individualizada, a la gente "le cuesta más dar la mano".

Una manera de cambiar esta mentalidad dentro de la sociedad son las mentorías que se ofrecen en SOS Racismo, donde se encargan de ayudar a la gente a conocer más sobre las culturas de otros lugares, ya que "el tiempo libre es más rico cuando se comparte", decía Ordoñez. Peña añadía que otra forma de fomentar la integración es garantizar que todo aquel que llegue "tenga la oportunidad de trabajar y de optar a una vivienda desde el primer día".

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