Jorge Bermejo, agricultor del Valle del Jerte "este año tendrá 24 meses"
Entrevista Jorge Bermejo. Agricultor del Valle del Jerte
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Plasencia
La lluvia sigue cayendo en el Valle del Jerte, las chorreras y las cascadas rugen entre las peñas, pero los agricultores, esos a los que la lluvia siempre da una alegría en época de sequía, miran con odio y pesadumbre al cielo oscuro que se cierne sobre las estribaciones de la Sierra de Gredos. Algunos piensan que por lo menos le vendrán bien las aguas a los ganaderos, pero para los cereceros del Valle del Jerte puede suponer que "este año tendrá 24 meses".
Las lluvias abundantes y copiosas de estos últimos días de mayo han terminado con el 80% de la producción de cereza del Valle del Jerte, afecta también a otros valles del Norte de Extremadura como La Vera, Las Hurdes, Ambroz, Trasierra-Tierras de Granadilla, pero en el Jerte la cereza es "el motor del valle" de la cereza viven los agricultores, las cooperativas, las fábricas de embalaje, las de mensajería, pero también de manera indirecta el sector servicios, el turismo, la hostelería... El que la cereza vaya mal significa que le irá mal al Valle del Jerte.
Jorge es uno de esos agricultores, que durante todo el año trabaja en el campo, cuidando los cerezos porque "lleva todo un año, desde que se termina la recolección de un año hasta la siguiente recolección hay que abonar, desbrozar, podar, cuidarle, tratarle para enfermedades, todo el año estamos pendientes del cerezo para poder recoger sus frutos" un trabajo que este año sólo ha permitido "recoger las primeras cerezas, pero luego con el agua que ha venido se ha estropeado el 80% de la producción, ya hay gente que ha terminado las cerezas".
"Aquel agricultor que tenga algo de cerezas tardías todavía podrá recoger algo, pero en muy mal estado" no sólo por la lluvia, sino también "por el viento, las ha azotado mucho" y aunque las cerezas estén verdes ahora habría que hacer tratamientos "para que no haya hongos" y todo eso es invertir en tratamientos "sin saber si se puede recoger o no".
Una campaña fallida, es un año muy largo
Para los agricultores que "sólo tienen cerezas, a subsistir como buenamente puedan" y con los "gastos que supone ponerse a trabajar para la campaña del año que viene", gastos de abono, de trabajadores, de trabajo de poda... y las cerezas rajadas y estropeadas "quedan perpetuas en el árbol hasta que se caígan" aunque alguno de los agricultores "lo mismo lo recogen para los cerdos y los animales" pero de momento se descarta el que pueda haber alguna recogida.
En su caso, "podré estar un poco mejor", nos dice Jorge, porque para él la cereza supone "el 50% de los ingresos" y la esperanza se pone en la castaña, el higo o la frambuesa, pero "para otros agricultores supone el 100% de los ingresos".
A la pregunta por el seguro agrario, la respuesta es contundente "eso es un robo a mano armada, porque los peritos son del seguro, y no van a tirar piedras a su tejado". Pero es que además, en el tema del seguro agrario "lo que pago de seguro no me desgrava, pero si me ingresan eso sí que lo tengo que declarar como ingreso", eso sumado al "papeleo" y a otros inconvenientes "yo no lo hago, no compensa" y alude a la lucha que se está llevando a cabo para tratar de cambiar este seguro de la cereza.
Al preguntarle por los ánimos de los cereceros, es claro "los ánimos están por los suelos, desanimados, están a ver como pueden salir o salvar el año, la gente muy disgustada". Pero pese a todo no se tira la toalla, "dejar el campo no, reducir gastos, trabajar, pero la cereza es la sangre del Valle del Jerte, hay mucha gente que no sabe hacer otra cosa".
Este año será largo y duro en muchas de las grandes casas del valle, donde en sus cocheras, en otros junios, estaba la charla de las familias seleccionando "las guindas" viendo cuales estaban bien, el calibre, mientras los niños aprendían de sus mayores sobre el "oro rojo del valle del jerte", este año esas cocheras están cerradas, el agua que cae de los tejados y los canalones es el ruido que se oye en las calles y la oscuridad del cielo, hace que el aire se sienta plomizo, pesado. En un valle donde debería lucir el sol, este año, esa lluvia tan necesaria y tan deseada, ha acabado con muchas esperanzas.