Así se vivió el apagón en el norte de Extremadura
La normalidad imperó en Plasencia y alrededores
La SER, presente en los pueblos en el día después del apagón. / Andrés Gómez
Una jornada inusual en la que dimensionamos lo importante que es la luz en nuestras vidas. Una sensación que se notó más en las grandes ciudades que en los pueblos, ya que varias localidades del norte de Extremadura su vida no sufrió grandes cambios, pudieron comer y ducharse caliente gracias al gas butano y los paseos se alargaron un poco más de la cuenta hasta alcanzar las 22:00 horas.
Mucho género desaprovechado
Inevitablemente muchos comercios se vieron afectados cuando su actividad se vio cortada abruptamente en el momento en el que a España entera de le iba la luz. Con calculadora en mano, a la vieja usanza, muchos comercios tuvieron que tirar lo máximo posible de lo analógico para cuadrar la caja.
Verjas sin poder echarse, negocios a oscuras y muchas llamadas de teléfono para tomar la decisión de cerrar antes de lo previsto. Pescaderías y supermercados, negocios que trabajan especialmente con el frío para conservar el género, han tenido que deshacerse de la gran mayoría de él por el gran tiempo de inutilidad de las cámaras frigoríficas.
En cuanto al abastecimiento, desde los supermercados nos cuentan que no habrá problemas, salvo el desconocimiento de cuando se va a reponer lo que ayer no pudo venderse.
En los pueblos, la vida de siempre
Pegados a la radio, paseos con linternas que se alargaron un poco más de la cuenta, velas, y mucho humor. En los pueblos, como Valdeobispo (650 hab.), la vida no sufrió grandes cambios, salvo que el tendido eléctrico no se estableció hasta las 11 de la noche. La gran mayoría tuvieron la suerte de comer y ducharse caliente ya que en la mayoría de hogares sigue utilizándose el gas butano y no les impidió trastocar mucho sus necesidades. En cuanto al tráfico, la carencia de semáforos hizo que el tráfico en las pequeñas localidades fluyera como siempre.
En cuanto a los establecimientos, todo parado. El "te lo pago mañana" se convirtió ayer en la moneda oficial de estas pequeñas localidades. La carencia de informática y datáfono complicó el cierre de la caja y el prematuro fin de jornada en bares, bancos y farmacias.
