Un robot con forma de foca ayudará a mejorar la vida de personas con demencia en Zurbarán

Zurbarán

La residencia El Colono de Zurbarán ha sido seleccionada para participar en un innovador proyecto de investigación nacional que estudia la interacción entre robots sociales y personas mayores con distintos grados de demencia. El estudio, que ha comenzado esta misma semana, es liderado en Extremadura por la socióloga Manuela Caballero, profesora de la Universidad de Extremadura.

El experimento consiste en la convivencia durante diez días entre los usuarios del centro y un robot con forma de bebé foca llamado Nuka. Este dispositivo, diseñado para estimular la comunicación y la expresión emocional, responde al tacto y al tono de voz mediante movimientos, sonidos y gestos, lo que lo convierte en una herramienta útil para combatir el aislamiento, la ansiedad y la depresión en personas mayores.

“El objetivo es observar cómo la interacción con este robot puede mejorar la calidad de vida de personas con demencia, pero también analizar cómo influyen factores como la cultura, la religión, el género o el nivel educativo en esa relación”, explicó Caballero.

El proyecto se desarrolla simultáneamente en ocho residencias de cuatro comunidades autónomas: Cataluña, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Extremadura. En esta última, además de El Colono, participará también la residencia Rosalba de Mérida. Esta diversidad geográfica y sociocultural permitirá comparar resultados y extraer conclusiones más sólidas.

Durante la investigación, los especialistas aplicarán una metodología etnográfica: los investigadores no interactúan directamente con los residentes, sino que observan y registran sus reacciones mientras son los cuidadores y familiares quienes manejan el robot. Además de anotaciones de campo, se realizarán grabaciones para captar matices que podrían pasar desapercibidos.

“El primer contacto ha sido muy emocionante”, contó Caballero. “Algunos usuarios no querían soltar al robot. La respuesta ha sido muy positiva, tanto entre hombres como mujeres”.

Nuka, el robot protagonista del estudio, no es nuevo en el mundo de la tecnología asistencial. Basado en un modelo desarrollado en Japón por el profesor Shibata, este tipo de robot social ya ha demostrado beneficios emocionales en entornos geriátricos en diversos países, aunque su implantación en España todavía es incipiente.

Además de analizar los efectos emocionales del uso del robot, el proyecto busca proporcionar evidencia empírica que pueda respaldar su incorporación a más residencias públicas, si los resultados son favorables. “Queremos que nuestros gobernantes vean el potencial de estas tecnologías para humanizar la atención en geriatría”, concluyó la investigadora.