Alba Deliz da color a Plasencia con su nuevo mural

Plasencia

A más de ocho metros del suelo y acompañada por vencejos, milanos y vistas al santuario de la Virgen del Puerto, la artista placentina Alba Deliz vuelve a dejar su huella en su tierra natal con un nuevo mural dentro del Invasion Street Festival, el certamen que cada año llena de color y arte urbano las calles de Plasencia.

La intervención artística se sitúa en una fachada de la calle Blasco Ibáñez, en el barrio de Gabriel y Galán, una localización visible desde la carretera principal del barrio. Allí, Alba trabaja desde hace días en una obra que, como siempre en su estilo, funde naturaleza, emociones, flora y fauna. “Me gusta mostrar que la naturaleza también siente, también expresa, y nosotros nos beneficiamos de ello”, explica desde la grúa con la naturalidad de quien ya se siente “como un pajarillo volando”.

Aunque reconoce que la grúa le impuso respeto al principio, ya domina los mandos. Una pieza en la que usa varios litros de pintura con el objetivo de crear masas cromáticas potentes y uniformes. Aún le restan unos tres días de trabajo, a razón de mañanas y tardes completas, con breve pausa al mediodía por el calor. “Esto es por amor al arte, literalmente”, confiesa entre risas.

Arte en casa y para su gente

La artista ya ha dejado su firma en diferentes puntos de Plasencia y Extremadura: desde Zalamea de la Serena hasta Cáceres, pasando por murales conocidos como los del Puente Trujillo, la Calle de los Vinos, o la antigua cárcel de Cáceres. Pronto sumará una nueva creación en El Torno, su pueblo de infancia, donde pintará el primer mural de su historia.

Trabajar en su tierra también implica recibir cariño. “Los vecinos ya me han ofrecido agua, me preguntan cómo voy, me hacen sentir como en casa”, dice emocionada. Ese vínculo humano y directo es una de las recompensas más valiosas de pintar al aire libre.

Plasencia, ciudad mural

En un momento en el que la sociedad civil placentina reclama más espacios culturales, Alba Deliz defiende la necesidad de espacios permanentes de arte contemporáneo en la ciudad: “No tiene por qué ser un sitio oficial, pero necesitamos lugares donde mostrar nuestras obras, donde el arte se conecte con las personas”. Cree que Plasencia —ya reconocida como una de las ciudades con más murales de España— tiene una base ideal para seguir creciendo como referente cultural.

Mientras trabaja, la artista escucha listas variadas con ritmos que le aportan concentración y energía: flamenco, rock, y artistas como Keral Laod o Robert, siempre con los auriculares colgando del cuello, manchados de pintura, sin miedo a que se deterioren. “Forman parte del proceso creativo”, afirma.

Con este nuevo mural, Alba Deliz no solo transforma fachadas: transforma también la mirada de quienes pasean por las calles de Plasencia, recordando que el arte, en contacto con la tierra y las emociones, puede ser tan cotidiano como poderoso.