La necrópolis de Medellín apunta a una sociedad jerarquizada y de alto poder económico

Don Benito

La necrópolis tartésica de Medellín vuelve a situar a la localidad en el mapa arqueológico de Extremadura. La consejera de Cultura, Victoria Bazaga, ha visitado este martes los trabajos de la primera campaña de excavación, desarrollada al amparo del convenio firmado entre la Junta de Extremadura, el Ayuntamiento de Medellín y la Real Academia de las Artes y las Letras.

Bazaga ha destacado que este acuerdo “tiene vocación de permanencia” y permitirá impulsar no solo la investigación científica, sino también convertir el yacimiento “en un foco turístico” que genere oportunidades en la zona. La consejera ha subrayado que Medellín es “una cuna de la arqueología” y que los hallazgos obtenidos en estas semanas “solo son el comienzo de un proyecto que traerá muchas sorpresas”.

Los codirectores de la excavación, Ana María Rabazo y José Ortega Blanco, han explicado que esta primera fase ha sido “una toma de contacto”, pero ya ha permitido identificar elementos de gran relevancia.

Rabazo ha subrayado que los materiales recuperados apuntan a una población numerosa y con familias de alto poder económico, como demuestra la aparición de piezas singulares —entre ellas un medallón de oro— y cerámicas importadas. Estos hallazgos permitirán, señala, “entender mejor qué ocurrió en la región y conectar este enclave con otros grandes yacimientos tartésicos”.

Por su parte, Ortega Blanco ha explicado que el cierre de esta necrópolis simboliza el paso de una sociedad de “ciudadanos libres, al estilo de las polis mediterráneas”, hacia estructuras más propias de un mundo jerarquizado que culmina en enclaves como Cancho Roano.

Uno de los hallazgos más llamativos ha sido la documentación de un banquete fúnebre, característico de las culturas mediterráneas. En una de las tumbas apareció un plato con restos de cordero consumido y el resto del animal depositado alrededor. “Alguien se sentó allí a compartir comida con el difunto”, señala Ortega Blanco, en un ritual que reforzaba el vínculo entre los vivos, los muertos y los dioses.

El alcalde de Medellín, Rafael Mateos, ha señalado que esta primera campaña finaliza en los próximos días y que el proyecto contempla cuatro anualidades de trabajo, hasta 2028. La excavación se retomará previsiblemente a mediados de febrero, una vez superadas las complicaciones meteorológicas del invierno.

Mateos ha destacado la importancia del proyecto para la economía local: “Todos los peones de arqueología son vecinos, y eso genera empleo directo, además de impacto en hostelería y turismo”. Para el municipio, afirma, se trata de “una primera piedra para seguir impulsando el patrimonio histórico”.

Los arqueólogos calculan que lo recuperado en esta campaña representa apenas “un 5% de lo que está por venir”, y esperan que las próximas fases permitan documentar de manera completa la extensión y evolución de la necrópolis.