Paula Morado, así destapa "Rapa" la cantera actoral de Ferrol

Ferrol

No son pocos los que creen que Ferrol es una ciudad necesita de inyecciones de autoestima, que suele pecar de derrotista y que fija el foco muchas veces en lo negativo por encima de lo que podría brillar.

Quizá el reciente desembarco de Movistar Plus+ y Portocabo para rodar en su comarca "Rapa", estrenada la pasada semana en la plataforma audiovisual, sirva para ser conscientes del talento que exporta Ferrolterra; también en relación a su cantera de actores y actrices.

Buen ejemplo de ello es la actriz Paula Morado, que reconoce que se siente "muy afortunada" por haber participado en esta producción. "Tenía una ilusión especial cuando me dieron este personaje", dice sobre Paquita, una joven con adicción a las drogas residente en Cedeira, la villa que acapara buena parte de la trama protagonizada por Javier Cámara y Mónica López.

Además, rodar en su ciudad impidió que su padre le preguntase, como otras veces, "cómo no te cogieron en ésta". Lleva más de tres lustros delante de una cámara y encima de un escenario.

Forjada en la gran fábrica de intérpretes que es la Escuela de Actores y Actrices de Narón, transitó por varias compañías de la zona y abrió camino en la pantalla con una primera serie para Voz Audiovisual, pero después surgieron "más oportunidades".

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Admite que puede "ir viviendo de esto, humildemente; no me quejo, te van saliendo sesiones y tienes más suerte en unas porque tienes más recorrido con ese personaje". "Trabajo de mi pasión, dicen que no es trabajar y así es", bromea Morado, que insiste en que todos los papeles de "Rapa" son un "regalo, pero este especialmente".

Conoce muy de cerca esa "lacra muy dolorosa para quien la padece y el entorno", la drogodependencia que azotó a su barrio, el ferrolano de Caranza. En los años ochenta fue una de las zonas de Galicia más golpeadas por los estupefacientes, justo cuando despegaba una barriada recién levantada que llegó a contar con 20.000 habitantes.

Cuenta cómo colaboró con Asfedro, la asociación local que desde entonces lucha contra esta problemática en toda la comarca, y los casos de "gente cercana drogodependiente". Para ella, "poder visibilizar eso que tanto nos tocó" le emociona, "reflejar ese dolor".

Llevar a la escena la realidad de "cualquier grupo desfavorecido socialmente al que puedas poner tu piel me parece maravilloso e impone respeto".Reconoce Paula Morado que podían aflorar "dudas de no caer en una caricatura o en un tópico establecido", pero valora que se "hizo con todo el cariño y respeto".

Menciona el trabajo de Jorge Coira, el director de la serie junto a Elena Trapé: "Lo quiero, da confianza; trabajar con todo el respeto y dejando hacer no hay dinero que lo pague". Al mismo tiempo, ensalza su "guion muy bien escrito", también para su "personaje pequeño y cortito", pero indica que no "hay enemigo pequeño".

Dar vida a Paquita fue casi una carambola porque la habían llamado "para otro personaje; al leerlo, pensé que me había tocado la lotería". Todo "salió redondo" y llevó ante la cámara el fiel retrato de "un personaje que forma parte de un pueblo".

Un desafío hecho realidad gracias a lo aprendido en aquella primera escuela, donde se sientan "las bases del intérprete de verdad", aunque aclara que nunca "nos llegamos a curtir, cada personaje es un mundo; siempre hay inseguridades, pero te dan herramientas".