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Zalazar, en el nombre del padre

Kuki Zalazar es hijo del mítico jugador del Albacete, famoso por su poderoso disparo a puerta El Deportivo fue su víctima preferida en Primera División

Zalazar, durante un partido disputado con el Albacete / Cadena SER

A Coruña

La llegada de Zalazar al Deportivo, además de dar más variedad al ataque del equipo, ha supuesto unir el apellido de uno de los más destacados futbolistas de los años 90 a la familia blanquiazul. Los que superan la cuarentena, y la cincuentena, no tendrán problema para viajar en el tiempo y recordar a un talentoso mediapunta del Albacete, protagonista de los mejores años del llamado "queso mecánico". Temporadas de ligas igualadas y emoción hasta la última jornada. Competiciones en las que en cada equipo, a imagen de la NBA, militaba un "jugador franquicia". Cada club, también los más modestos, tenía su estandarte y éste generalmente era o un hombre gol o un generador de juego.

Peternac en el Valladolid, Oli y Carlos en el Oviedo, Lediakhov en el Sporting, Ohen en el Compostela... Por Albacete pasaron goleadores de la talla del malogrado Rommel Fernández o Dertycia, pero Zalazar fue el que se mantuvo fiel a los manchegos, ofreciendo un rendimiento excepcional. Zalazar levantó del asiento a los suyos gracias a su infalibilidad desde el punto de penalti y, por encima de todo, a su prodigioso golpeo. Disparos potentes y secos, cargados de veneno. Balones que salían rebotados al impactar con la red una vez rebasada la línea de gol. Ese era Zalazar.

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El padre del nuevo jugador del Dépor anotó 48 goles a lo largo de su carrera en la Primera División española. Desgraciadamente para los blanquiazules, la víctima favorita del charrúa fue el propio Deportivo. Ocho goles en Primera División a los que hay que sumar uno más en la categoría de plata. No es la única curiosidad que le une a Galicia, ya que el segundo conjunto al que más tantos marcó fue al eterno rival, un Celta que se llevó cinco dianas. Y por si fuese poco, el Compostela también aparece en el cuadro de honor, ya que los santiagueses fueron el último equipo al que Zalazar castigó en Primera, eso sí, vistiendo la elástica del Racing de Santander. Los santiagueses, con Fernando Vázquez en el banquillo, empataron a dos goles en El Sardinero con el uruguayo poniendo las tablas en el marcador en el que sería su penúltimo partido en Primera. Zalazar jugó solo esa campaña en la capital cántabra y lo hizo "obligado" por el descenso del Albacete a Segunda la temporada anterior.

José Luis Zalazar llegó a España tras haber mamado el fútbol en la escuela de Peñarol, un clásico en Uruguay. Tras un paso por México para vestir la camiseta de Tecos, desembarco en Cádiz en la 87-88 para anotar seis goles en la máxima categoría. Luego de volver al país azteca, regresaría a España de manera definitiva. Lo hizo para jugar en la 89-90 con el Espanyol, consiguiendo dos goles con los "pericos". En la 90-91 firma por el Albacete, conjunto dirigido por un Benito Floro que acabaría llegando al banquillo del Bernabéu. El joven técnico, seguidor de la escuela de Arrigo Sacchi, entrenaba a un equipo manchego que destacaba por su fútbol y donde destacaban Conejo bajo palos, Catali en la zaga y Zalazar en todo lo demás.

En la jornada 9 Albacete y Deportivo se vieron las caras y los coruñeses se llevaron el primer "regalo" de Zalazar. Aquel Deportivo-con Arsenio Iglesias en el banco y jugadores como Lasarte, Yosu, Fran o José Ramón en su once-cayó por 2-1 con un gol del enganche albaceteño en el minuto 80. Al acabar aquella campaña, Albacete y Deportivo ascenderían a Primera como campeón y subcampeón respectivamente.

En Primera División Zalazar no dejó de acudir a su cita con el gol ante los blanquiazules. En la 91-92 firma 13 goles, endosándole tres de ellos a un Deportivo dirigido por Marco Antonio Boronat. El primero en la jornada 11, en Riazor y a los 11 minutos. Zalazar adelanta a los suyos al batir a Canales en un partido que acabaría 2-2 gracias a Claudio y José Ramón. En la segunda vuelta, en el Carlos Belmonte, los castellano-manchegos se imponen por 3-0, con un doblete de Zalazar. El primero desde el punto de penalti en el 40´y el segundo en un disparo desde la frontal imparable para Yosu. Era un Alba con sabor sudaméricano, donde dirigían las operaciones además del uruguayo, Aquino o el boliviano Etcheverry.

En las siguientes temporadas Zalazar tampoco faltó a su cita con el gol. En la 92-93 el Deportivo batió al Alba por 3-2, haciendo el charrúa el último gol del partido. Aquel equipo, con Victor Espárrago en el banco y Rommel Fernández compartiendo galones con el mediapunta, no pudo con un Dépor que ya sonaba a orquesta sinfónica con Bebeto, Mauro Silva o Djukic en su once. En la 93-94 el partido de Riazor tuvo menos historia. Los herculinos se impusieron por 5-1 con un hat trick de Bebeto y Zalazar dejó su pegada convirtiendo el 2-1. En la 94-95 Zalazar firmó 13 goles y dos los recibió el Deportivo. En la jornada 19 se sufrió para conseguir la victoria ante un conjunto con Molina bajo palos y goleadores como Dertycia o Fonseca en sus filas. El Dépor ganó 2-1, Zalazar convirtió de penalti el tanto visitante, Fran fue expulsado y a los coruñeses les tocó resistir.

El partido de vuelta no tuvo historia y dejó una goleada para la posteridad. Tres dianas de Julio Salinas, un doblete (con golazo desde 40 metros) de Manjarín y los tantos de Djukic, Donato y José Ramón completaron un 2-8 donde Zalazar dejó su pegada convirtiendo el segundo gol local. Por último, en la 95-96 con Floro de nuevo al mando, el Alba se impuso por 1-0 en la jornada 26 con un gol anotado de penalti por el atacante uruguayo.

Nueve goles en la factura de un apellido, Zalazar, que tras ser verdugo ahora será aliado en la búsqueda del retorno al fútbol profesional.

 
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