La CIAF descartó instalar balizas en Angrois por su complejidad

Santiago de Compostela

La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) no recomendó instalar balizas en la curva de A Grandeira porque "no era fácil". Renfe lo había pedido después de un accidente en Medina del Campo en el año 2008, y hubieran evitado el siniestro en Angrois en el que murieron 80 personas. Así lo dijo Edmundo Parras, que era secretario de esta comisión en 2008, y que compareció este miércoles en el juicio que se celebra en la Ciudad de la Cultura.

Según su testimonio, el pleno de la CIAF fue quien decidió decir que no a esta reclamación, porque temían los problemas técnicos que pudiera ocasionar la instalación de las balizas. La alternativa por la que apostaron fue por el refuerzo de la formación de los maquinistas, además de estar atentos después del percance en Medina del Campo. Las balizas sí que se instalaron después de la tragedia de Angrois.

Otra de las cuestiones que protagonizó su declaración fue la supuesta falta de independencia de la comisión, a la que apuntaron la Audiencia Provincial de A Coruña y la Agencia Ferroviaria Europea, un organismo que criticó el informe por centrarse en el exceso de velocidad como causa única del accidente y no en las raíces.

Sobre la carta del jefe de maquinistas, Iglesias Mazaira, en la que alertaba del peligro en la curva, confirmó que no le había llegado a nadie del ADIF y que no se trató en ninguna comisión de Renfe. Además, negó que hubiese quejas entre los maquinistas sobre la peligrosidad de A Grandeira.

La normativa sobre la señalización también fue otro de los ejes de una declaración en la que defendió la forma de actuar de Andrés Cortabitarte (que volvió a estar en la sala), uno de los acusados, y que era director de seguridad de ADIF en el momento de puesta en funcionamiento de la vía. Así pues, respondió que el certificado de seguridad emitido por el procesado se ajustaba a la normativa.