No es difícil cruzarse con Borja Verea si caminamos por el Ensanche, donde ha vivido desde pequeño y donde lo hace en la actualidad con su mujer y sus tres hijos. Cierto es que en las últimas semanas son más los vecinos que lo abordan para saludarlo, hacerle sus propuestas o desearle suerte. Y es que este compostelano nacido en el 80 se enfrenta este 28 de mayo a su principal reto en el mundo de la política: conseguir el bastón de mando en la capital gallega, una plaza en la que los populares vienen arrastrando disgustos desde hace 8 años. El pasado reciente ha sido convulso, marcado por las imputaciones judiciales de Gerardo Conde Roa y Ángel Currás y la falta de apego de un Agustín Hernández que nunca acabó de conectar con los compostelanos. Hace cuatro años Borja Verea dio un paso al frente para presidir primero la gestora del PP de Santiago y después convertirse en el presidente local del partido con el 98 por ciento del apoyo de la militancia. En 2019 pocos apostaban por un desconocido político para la mayoría de los santiagueses. Verea llegó para liderar el PP local desde la consellería de Economía, Empleo e Industria de la Xunta donde se desempeñaba como secretario xeral técnico, un puesto de vital importancia para el funcionamiento ordinario e interno pero con escasa proyección pública. De hecho, su carrera política se distinguía hasta hace bien poco por ese marcado carácter técnico, por trabajar de puertas para adentro. Y también se deja notar en la composición de su candidatura, plagada de funcionarios. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y doctor en esa misma rama por la Universidad de Santiago, el candidato del PP es funcionario del cuerpo superior de la Xunta y cuenta con amplia experiencia en la administración autonómica, en la que entró con sólo 29 años, tras un breve paso por el municipio lucense de O Saviñao como interventor. Es precisamente este escaso bagaje en la política municipal el principal debe que algunos le ponen a Verea. Todos sus rivales en estas elecciones han pisado el salón de plenos de Raxoi, están curtidos en la dinámica local y, a diferencia de Verea, los electores los identifican con el Concello. El otro hándicap que enfrenta el candidato popular es que parte de los compostelanos no lo conocen, según revelan las encuestas previas a la campaña, que sitúan en el 66 por ciento el porcentaje de ciudadanos que sabe que él es el candidato del PP. Desde su escaño en el pazo del Hórreo, que ocupa desde hace 3 años, ha tratado de revertir esa falta de exposición pública y ha ganado en presencia y bagaje. Junto a ello, un estilo más moderno que anteriores candidatos populares y la vitola de buen gestor son las principales bazas de un Borja Verea que aspira a lograr la mayoría absoluta que le permita ser el nuevo alcalde compostelano. Tiempo libre: lo dedica a estar con su familia, sus tres hijos -dice- son su mayor pasión. Libros: suele empezar 2 o 3 al mismo tiempo. Ahora está leyendo «Lanzarote» de Michael Houllebeq, e «Alack Sinner», el cómic de serie negra de Muñoz y Sampayo. Rincón de la ciudad: La Residencia. Deportes: lo suyo era el basket, llegar a la NBA, pero se conforma con ir a ver al Compos a San Lázaro con sus hijos. Viajes: siempre que tiene un hueco hace alguna escapada por Galicia. Veraneo fiel en Portosín. Música: «Blonde on Blonde» de Bob Dylan y «Velvet Under Ground and Nico». Más actuales escucha a Kevin Morby y el jazz de Sons of Kemet. Redes sociales: tiene perfiles de Instagram, Twitter o Facebook aunque no se prodiga demasiado.