"No es sostenible seguir apelando a la buena voluntad de los médicos, la atención sanitaria está comprometida y debería reconocerse"
La internista Catalina Fernández, igual que muchos compañeros suyos, abandona el Hospital de Burela por la sobrecarga de trabajo

"No es sostenible seguir apelando a la buena voluntad de los médicos, la atención sanitaria está comprometida y debería reconocerse"
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Lugo
El Hospital de Burela, según han denunciado en diversas ocasiones los propios trabajadores, se ha convertido en un lugar de paso. Son muchos los facultativos que en los últimos años han pedido el traslado a otros lugares por las malas condiciones laborales, la sobrecarga de trabajo y la falta de recursos, y la internista Catalina Fernández es una de ellas.
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Al pedir el traslado a Vigo, dejaba también su acta como concejala por el PSOE en el Concello de Viveiro, y se despedía de sus compañeros en el pleno reivindicando la sanidad pública y la importancia de "cuidar a los médicos que ejercen en A Mariña". En su caso, explica, le encantaría poder quedarse en una comarca "que solo se puede describir con palabras maravillosas", pero considera "insostenibles" las condiciones de trabajo en las que venía desarrollando su profesión.
Catalina Fernández, que ya lleva tres meses trabajando en el Hospital de Vigo, lamenta profundamente haber tenido que dejar Viveiro, una ciudad a la que define como "un sitio espectacular para vivir". Sin embargo, la realidad del día a día en el Hospital de la Costa le hizo tomar la decisión de trasladarse. "Tenía unos compañeros estupendos, pero siempre estábamos muy cortos de personal, y eso significaba prolongar la jornada muchas veces, hacer un mínimo de cuatro guardias de 24 horas obligatorias al mes... Eso no es compatible con la conciliación familiar o con tener una calidad de vida", cuenta.
Un problema estructural
La doctora Fernández apunta que la situación en Burela es un reflejo de un problema generalizado en el sistema sanitario gallego, pero que tiene "especial incidencia" en los hospitales comarcales, donde "se nota mucho más la falta de recursos". La falta de facultativos obliga habitualmente a desplazar médicos desde del HULA hasta el centro de A Mariña para poder garantizar una atención "de mínimos", lo que redunda en las malas condiciones laborales de los sanitarios.
Desde el Sergas apelan a la buena voluntad de los sanitarios y ponen en valor que gracias a su esfuerzo pueda cubrirse todos los turnos. Sin embargo, la realidad para la internista es clara: "Las plazas no están cubiertas a día de hoy, y cuando se habla de este tipo de cobertura adicional, lo que sucede es que nos encontramos con situaciones como que tenemos que desplazar a un paciente a otro hospital a una hora de distancia para poner una sonda, porque no hay urólogo".
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"Lo más básico se cubre", continúa, "gracias al sobreesfuerzo de los médicos; pero que la calidad asistencial está comprometida eso deberían reconocerlo desde la gerencia del área sanitaria". Entiende que "ese tipo de mensajes buscan tranquilizar a la población" y reconoce el "esfuerzo de la administración por buscar soluciones", pero también tiene claro que "no es suficiente". "El problema es que esos esfuerzos no se materializan, y los médicos seguimos sobrepasados, así que hay que ponerle solución al problema ya", sentencia.
Para Fernández, no es una sostenible a largo plazo y cree que no se puede seguir apelando a la buena voluntad de los médicos para desplazarse de su centro de referencia a hospitales comarcales a cubrir turnos, o para que amplíen su jornada laboral hasta las 70 horas semanales. "Mientras el resto de personal cambia de turno y se va a casa, a los médicos se nos pide que nos quedemos porque no hay nadie que cubra la planta, porque están los pacientes sin ver", denuncia, y pide que se empiece a "aclarar" en qué términos les dejan estas situaciones, que se han convertido en lo habitual.
"La jornada laboral de 35 horas semanales se aplica al resto de colectivos sanitarios, pero a los médicos no", señala, a la vez que explica que en muchas ocasiones se ven "obligados" a alargar la jornada y las guardias, y "mucho más aún en un hospital comarcal, donde los recursos y el personal son muchos menos". Por estos motivos, la carga de trabajo termina siendo "enorme", y resulta incompatible "con tener una vida personal, con conciliar con la vida familiar que se ve reducida y también el tiempo libre".
La facultativa plantea un paralelismo: "Si se aplicara la ley de la oferta y la demanda al colectivo médico, las compensaciones económicas deberían ser mucho mayores". En este sentido, entiende que, visto que "los incentivos que se han propuesto, como por ejemplo facilitando la obtención de la plaza en centros de difícil cobertura sin necesidad de examen, no están funcionando", debería ofrecerse una compensación retributiva pareja a la carga de trabajo, "que es muy alta".
Opina que a los médicos se les "juzga de una forma muy dura", por una "fama que ya no está justificada de que cobramos mucho y vivimos muy bien". Frente a esto, la realidad que ha experimentado ella es "una pérdida de poder adquisitivo y un empeoramiento de las condiciones laborales" muy agravada. Pide a la administración que se revisen las retribuciones, tal y como se está haciendo en otros territorios, para que sirva como incentivo y contribuya a paliar la falta de profesionales.
De lo contrario, "la gente se va a ir". Las condiciones laborales y los sueldos que ofrecen otros países son "mucho mejores" en comparación con las de hospitales como el de Burela, y las ofertas que reciben los facultativos son continuas. Ella misma asegura haber recibido tres solamente en la última semana. "Si la situación no cambia, la gente se va a terminar marchando", advierte, "porque ya no se trata de formar más médicos, sino de retener el talento que tenemos aquí".
"Podríamos ofrecer una calidad asistencial muy alta"
Ahora, desde la distancia de llevar tres meses instalada en el nuevo destino, lo que siente Fernández cuando recuerda los veinte años que pasó en A Mariña, es "una pena terrible". Cree que el Hospital da Mariña es un centro con profesionales "increíbles", y una "gente maravillosa" que se lleva "como amigos para toda la vida". Pero sobre todo porque está convencida de que podría ofrecer una "calidad asistencial muy alta, por gente cualificada y en un hospital muy bien dotado", pero que no tiene los medios humanos necesarios para ello.
Asegura sentir "lástima" al ver cómo se ha convertido en un "hospital de paso", de "médicos que acaban de salir de la carrera" y que ya van pensando en marcharse. "Lo que hay que hacer es intentar no explotar a los trabajadores para que no quieran irse", señala. Asegura que ella misma "se habría quedado", y no descarta volver, pero "no en estas condiciones".