Crueldad intolerable

Vigo

Perder de penalti en el último minuto del añadido es una forma de caer derrotado muy dura. Si te pasa después de haber marcado tres goles fuera de casa, todavía lo es más. Si esto mismo ya te había pasado en La Cerámica, es de una crueldad intolerable. El Celta se mereció mucho más y salió derrotado de un partido en el que supo desarmar al líder con un trabajadísimo planteamiento llevado casi a la perfección por los de Claudio Giráldez. Defensa de cinco, marcas al hombre a Pedri y a De Jong y muchos movimientos buscando la espalda de Gerard Martín. La primera parte del Celta fue casi perfecta. Salvo un despiste en la marca sobre Ferrán Torres al que permitieron llegar a la frontal y buscar el disparo seco abajo que Guaita no pudo frenar.

Se ponía el Barcelona 1-0 en un partido en el que tenía el balón, pero enfrente estaba un Celta que lo estaba interpretando con mucho sentido. Y así llegó el empate. Despeja Yoel Lago y Marcos Alonso le da una salida de balón aseada al equipo. Control con el pecho y apertura con el exterior a la espalda de Gerard Martín para la carrera de Pablo Durán. El de Tomiño saca un pase raso al punto de penalti que caza Borja Iglesias. Empate a un gol y el Celta se lo empezó a creer. Tuvo Borja Iglesias el 1-2 en una jugada similar al gol pero, en este caso, el portero polaco hizo un paradón. Tuvo Ilaix también el 1-2 en el primer tiempo pero Szczęsny evitó con dos buenas paradas que Moriba e Iker Losada marcasen. Se llegó al descanso con un buen empate a un gol.

Pero el Celta siguió haciendo su partido. Muy ordenado, muy seguro atrás, con buena presión y trabajando para que el Barcelona no pudiese llegarle demasiado. Estuvo casi neutralizado del todo Lewandowski que tuvo pocas oportunidades de gol. Y volvió a aparecer el Panda Iglesias. Fallo de Íñigo y mano a mano que resuelve Borja con un remate cruzado raso perfecto que no puede blocar Szczęsny. Era el 1-2 y el Celta daba un golpe de autoridad en Montjuic. Lejos de venirse atrás o de intentar defender el resultado, siguió manteniendo la puerta abierta para las contras, para intentar matar el partido. Y así fue. Otra gran lectura de un despeje de Carreira de Borja Iglesias que, lejos de precipitarse, sale desde su campo. El de Santiago define con un lujazo de remate poniendo el 1-3 en el minuto 62. El Celta estaba bailando al líder en su casa. Pocos equipos lo habían logrado.

Cuando más necesitaba meterle calma al partido el Celta, llegó el momento del miedo y de las dudas. Obviamente pesaba todavía lo acontecido el pasado año en ese mismo escenario. El Celta ganaba 1-2 en el minuto 81 y lo perdió todo en 7 minutos. En este partido casi pasó lo mismo. Un despiste defensivo le permite un mano a mano a Olmo que ponía el 2-3 justo 2 minutos después de marcar Borja Iglesias. Ese gol tempranero que le dio más tranquilidad al equipo local. Los de Giráldez dudaron y eso provocó que en dos toques, Lamine se inventase una asistencia a Rapinha que ponía el 3-3. Era el minuto 68 y el Barça había logrado empatar en 4 minutos. Y no había necesitado crear demasiado para ello.

Pero lejos de pesarle esto al Celta, los de Giráldez se defendieron con orden, intentaron contratacar con cierta velocidad pero no fueron capaces de salir demasiado de su campo. Las dos veces que lo habían logrado Íñigo Martínez se encargó de cortar con la mano (agarrón a Durán) y con el codo (a Alfon) de frenar al Celta. Ninguna de las dos las consideró falta Melero López.

Es curioso porque la Liga es ese sitio experimental en donde en un partido sin VAR, sin acalambrados, sin pérdidas de tiempo y sin incidentes ni en los banquillos ni en la grada, llega Melero López y te planta 8 minutos de añadido. Está claro que sale más barato perder tiempo porque te hubiesen puesto 8 minutos igualmente.

Y ahí se volvió a aparecer el fantasma de La Cerámica. Mismo resultado 3-3 y mismo minuto 97. En una jugada en la que Olmo se iba hacia línea de fondo, mide mal Yoel Lago que le impacta en la pierna derecha. Penalti claro que le corrige el VAR a Melero López. Revisión y a los once metros. Como el día de Villarreal. Y marcó Raphinha para poner el injusto 4-3. Crueldad intolerable y pecados de juventud que cuestan caro. El Barcelona tiró 6 veces entre los tres palos y marcó 4 goles. Los otros dos fueron disparitos a las manos de Guaita. El Celta tuvo 10 disparos a puerta. Las paradas de Szczęsny evitaron una goleada de escándalo.

Honores para el esfuerzo y habrá que borrar de la memoria colectiva el minuto 97 y otra dolorosa derrota. La mejor noticia es que un Panda anda suelto. Ahora a pensar en el Villarreal