La Generación Z frente al rechazo: cómo internet ha cambiado nuestra forma de enfrentarnos al “no”
El impacto de la digitalización en las relaciones personales y laborales ha generado una generación más expuesta al rechazo que ninguna otra antes: la generación Z.
Generación Z para Boomers: El No
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
A Coruña
En Hoy por Hoy A Coruña, el colaborador Carlos Maceiras abordó un fenómeno tan actual como invisible: cómo la generación Z se ha convertido en la más expuesta al rechazo de la historia, y cómo internet ha sido el gran motor de este cambio.
Desde las relaciones personales hasta la búsqueda de empleo, las nuevas tecnologías han multiplicado las oportunidades... pero también los rechazos.
"Una persona de los años 60 se exponía a lo largo de su vida amorosa a la misma cantidad de rechazos que un joven de hoy en una sola semana en Tinder", explica Maceiras.
Rechazo amoroso y emocional digital
Las apps de citas como Tinder o Hinge han transformado la forma en que los jóvenes se relacionan. Según una encuesta realizada por Hinge a 15.000 personas de la generación Z, el 90% decía buscar el amor, pero un 40% admitía no haber tenido nunca una experiencia romántica real.
¿Por qué? Porque hoy todo empieza y muchas veces termina en una pantalla. No hay baile, no hay miradas, no hay conexión física: hay algoritmos, perfiles y "match" o "no match".
“Ahora en una discoteca no se liga bailando, se liga fuera, fumando o buscando una excusa para hablar”, reflexionaba Maceiras durante el programa.
El empleo también se ha deshumanizado
La digitalización de los procesos laborales ha llevado el fenómeno del rechazo a niveles industriales. Antes, dejar un currículum era una experiencia personal. Hoy, enviar 100 solicitudes laborales en una tarde es fácil, y recibir 100 rechazos automáticos al día siguiente también.
"Los 'no' ya no tienen rostro ni voz. Son notificaciones automáticas sin explicación. Y eso nos ha inmunizado", señala el colaborador.
Este tipo de rechazo despersonalizado ha provocado, según la tesis de Maceiras, que la generación Z tenga menos autocrítica, menos apego al trabajo y mayor escepticismo general.
Una generación resiliente… pero desilusionada
La generación Z ha aprendido a convivir con el “no”, pero eso no siempre es bueno. La desensibilización puede derivar en falta de implicación, poca capacidad de autocrítica y una visión pesimista del sistema.
"Nos hemos acostumbrado a pensar que si algo no sale, es culpa del algoritmo o del sistema, no nuestra", concluye Maceiras.
Una nueva forma de relacionarse... ¿o una pérdida de habilidades sociales?
El cambio no es sólo digital. También es cultural. Antes, hablar con alguien cara a cara era inevitable. Hoy, muchos jóvenes inician y desarrollan relaciones enteras por mensajería, sin saber mantener una conversación presencial.
“Antes ibas al sitio donde creías que estarían tus amigos o la persona que te gustaba. Ahora todo eso lo resuelve una app”, recordó el presentador Marcos Sanluis al final del programa.
¿Qué futuro le espera a la generación Z?
La digitalización ha traído comodidad, inmediatez y acceso a nuevas oportunidades. Pero también ha cambiado nuestra relación con el rechazo, la autocrítica y la interacción humana. Y en ese cambio, la generación Z es pionera... aunque no siempre por elección.
