Bonilla a la Vista: casi un siglo de tradición coruñesa convertida en icono mundial
César Bonilla ha estado en La Galería de Hoy por Hoy A Coruña

A Coruña
El protagonista de esta semana en La Galería de Hoy por Hoy A Coruña ha sido Fernando Bonilla, actual responsable de la histórica empresa Bonilla a la Vista, fundada en 1932 por su abuelo Salvador Bonilla. Lo que comenzó como una pequeña churrería en Ferrol se ha convertido en una de las marcas gallegas más reconocidas en el mundo, famosa por sus patatas fritas artesanas y sus churros con chocolate.
“Mi abuelo era cabo de la marina y decidió dejar el barco para montar una churrería. Así nació Bonilla a la Vista”, relataba Fernando, recordando con orgullo los orígenes familiares. Casi cien años después, la empresa sigue fiel a su esencia: mantener la calidad y el sabor de siempre.
Un legado familiar con sabor a tradición
César Bonilla, hijo de Salvador y padre de Fernando, fue durante décadas el alma del negocio. Bajo su gestión, la marca se consolidó en A Coruña con locales emblemáticos como La Galera o Juan Flórez, que hoy siguen siendo puntos de encuentro para generaciones de coruñeses.
“Mi padre siempre decía que el secreto era hacerlo bien todos los días, sin creérselo demasiado”, comentaba Fernando durante la entrevista. Esa filosofía ha guiado la evolución de Bonilla, que sigue siendo una empresa familiar, cercana y orgullosamente gallega.
De A Coruña al mundo: el éxito de las patatas Bonilla
La fábrica de Arteixo produce actualmente entre 1,5 y 2 millones de kilos de patata cruda al año, todas fritas en aceite de oliva. Esa apuesta por la calidad ha abierto las puertas de mercados tan exigentes como Australia, Estados Unidos, Reino Unido o Grecia.
“El año pasado fue duro por el precio del aceite, pero no bajamos la calidad. Es lo que nos diferencia”, explicaba Fernando. Y esa diferencia se nota: en lugares tan lejanos como Sídney o Nueva York, una lata de patatas Bonilla puede alcanzar los 50 dólares.
Las claves del éxito: calidad, constancia y emoción
Para Fernando Bonilla, el secreto del éxito no está solo en el sabor, sino en la emoción que despierta la marca. “Muchos coruñeses nos dicen que de niños venían a por churros con sus padres y ahora lo hacen con sus hijos. Es un orgullo enorme”.
Además, Bonilla ha sabido conectar con el público internacional gracias a su icónica lata azul y blanca, que ha aparecido incluso en películas como en la ganadora del Óscar, Parásito. Una presencia que ha convertido la marca en un símbolo de la cultura popular gallega.
Un futuro prometedor rumbo al centenario
Con la cuarta generación ya preparándose para incorporarse al negocio, Bonilla a la Vista encara su centenario en 2032 con la misma ilusión que en sus inicios. “Mi hijo César también se llama como mi padre. Espero que pronto coja el relevo”, contaba Fernando.
La historia de Bonilla no es solo la de una empresa familiar, sino la de Galicia hecha sabor, esfuerzo y autenticidad. Desde A Coruña para el mundo, las patatas y los churros Bonilla continúan conquistando paladares con una receta que no necesita cambiar.




