Memoria y represión conviven en Vigo medio siglo después de la muerte de Franco

La ciudad de Vigo, unos de los lugares clave en la lucha contra la sublevación militar y el golpe de Estado franquista en 1936 en Galicia es, a pesar de ello, una de las pocas ciudades de la Comunidad que aún cuenta con simbología antidemocrática en espacios públicos.

En la ciudad y en el área metropolitana se pueden visitar algunos enclaves de homenaje y memoria contra la represión franquista, donde el recuerdo y el compromiso democrático se unen. Esta red de enclaves invita a la ciudadanía a hacer una Ruta de la Memoria que enlaza los puntos geográficos de la represión y el recuerdo, desde el Monte do Castro hasta la isla-prisión de San Simón.

Memoria, reparación y homenaje

Los puntos de memoria en Vigo, muchos erigidos a partir del año 2005, son un testimonio gráfico y emocional de la crueldad del golpe de 1936. El primero, que ilustra este reportaje, es el monolito del Monte do Castro.

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Homenaje a Martínez Garrido (Avda. Emilio Martínez Garrido): Inaugurada en 2015, esta instalación artística del chileno Nelson Villalobo se compone de un mural de 56 metros y una escultura de cuatro metros, inspirada en "Las Meninas", que simbolizan la paz perdida y la dimensión del drama. Rinde tributo a los fusilados en Pereiró el 27 de agosto de 1936, incluyendo al alcalde Emilio Martínez Garrido y a los diputados socialistas.

Monolito de Lavadores (Santa Cristina de Lavadores): Este sencillo monolito de 2006 recuerda a las víctimas del antiguo municipio de Lavadores, anexionado a Vigo en 1941. Su placa proclama: "Pola paz, a tolerancia e a igualdade sempre". Lavadores fue uno de los puntos en los que la lucha contra la ignominia del franquismo fue más dura. La represión a sus combatientes democráticos, también la más cruda.

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Recuerdo en Alcabre (Praia da Fonte): Erigido en 2005 por iniciativa vecinal, este monumento fue el primero en la ciudad en recordar a los asesinados. Incorpora la leyenda en gallego y el emotivo poema "Cunetas" de Luis Pimentel.

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Parque de A Guía (Teis): Una piedra granítica, inaugurada en 2008, conmemora específicamente el asesinato de Ángela Iglesias Rebollar ('La Protestante') y su esposo, José Niebla García.

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Monumento en Cabral (Avda. da Ponte): Este monumento de 2007 rinde homenaje a un grupo de siete personas cuyos cuerpos fueron hallados en las cunetas de la carretera el 15 de septiembre de 1936, con la frase: "O pobo non esquece".

San Simón, aberración y memoria

Cualquier ruta de la Memoria en la ría de Vigo debe contemplar la Illa de San Simón como un elemento siempre presente. La historia de la isla, originariamente vinculada a la poesía primero y la lepra después, se transformó en horror a partir de la victoria de los golpistas. Este enclave funcionó como campo de concentración y prisión durante la dictadura franquista, convirtiéndose en el epicentro de la represión en la zona.

Visitar San Simón no solo es un acto de homenaje, sino un ejercicio de conciencia sobre uno de los lugares más oscuros y significativos de la represión en Galicia.

El Franquismo aún late en la ciudad

A pesar de todos estos espacios de memoria, y siendo Vigo uno de los núcleos centrales de la lucha contra los golpistas en Galicia, la ciudad todavía cuenta con vestigios de las décadas de horror y represión. La nueva Ley de Memoria Democrática ha reavivado la urgencia por retirar estos símbolos, bajo amenaza de multas coercitivas.

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Así, en la ciudad todavía se puede ver el escudo del águila franquista de la fachada de la Aduana de Vigo.

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La Cruz de O Castro es, sin duda, el monumento más controvertido de Vigo. Aunque se encuentra ya desprovisto de lemas y símbolos explícitos del régimen y se ha tratado de reinterpretar su significado con una placa dedicada a los "muertos en la Guerra Civil", es el espacio que más quejas recibe por parte de los partidos y asociaciones democráticas de la ciudad.

La Avenida Alcalde Portanet es uno de los escasos nombres de calles en Vigo que aún recuerdan a un político de la Falange, que fue regidor local durante la dictadura.

Son muchas las asociaciones de memoria, los colectivos, partidos políticos e incluso víctimas directas de la represión franquista quienes continúan pidiendo la retirada de esta simbología en la ciudad, al cumplirse 50 años de la muerte del dictador.

Deuda democrática

Además de estos lugares, la ciudad tiene una "deuda histórica" con las personas represaliadas que no han visto dignificada su memoria. La ría de Vigo es una de las fosas comunes más grandes de Galicia, así lo certifican los estudios de Histagra, el colectivo de memoria histórica de la USC encargado de la apertura de fosas comunes como la de Salvaterra, o el trabajo del historiador Dionisio Pereira.

La ciudad mantiene, además, algunos espacios todavía anonimizados, que no cuentan con señalética que indique su relevancia durante la lucha contra el franquismo y la posterior represión.

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El actual Museo MARCO, antiguo Palacio de Justicia de Vigo y prisión durante la dictadura, albergó durante años a miles de vecinos de la ciudad y el área metropolitana, demócratas y republicanos. Allí fueron detenidos y encarcelados, muchos de ellos antes de ser sometidos a juicios sumarísimos o de ser trasladados para su posterior asesinato.

Otros espacios ya inexistentes son el Frontón de María Berdiales, que fue utilizado en los primeros días del levantamiento fascista como campo de concentración improvisado. Se trataba de una de las primeras paradas para los apresados antes de ser derivados a otros centros. Este espacio ha desaparecido por completo, sin ningún tipo de señal o indicación que lo recuerde.

La defensa de Vigo tras la declaración del Estado de Guerra el día 20 se centró en los barrios obreros. En estos puntos de resistencia cayeron las últimas barricadas de la ciudad. O Calvario, Teis, O Seixo y Lavadores contuvieron al frente golpista con barricadas, constando tan solo un recuerdo en la zona peatonal de O Calvario.

Uno de los episodios más dramáticos de la sublevación fascista en Vigo fue el suicidio colectivo del Bou Eva. En la madrugada del 23 de abril de 1937, nueve antifranquistas fueron acorralados por falangistas a bordo del pesquero Bou Eva en el puerto de O Berbés. Para evitar ser capturados y presumiblemente asesinados, decidieron darse muerte. Ningún elemento en el puerto pesquero recoge este acontecimiento, que ha dado lugar a publicaciones literarias, piezas de teatro e incluso obras de arte.