María Gómez, misionera en Mozambique: "Las familias se las ven y se las desean para reunir los 10€ que cuesta escolarizar a un hijo"
Murcia se suma a la LXIV campaña contra el hambre de Manos Unidas, la organización de la Iglesia católica en España, con diferentes actividades de sensibilización
LXIV Campaña Manos Unidas Mª Gómez, misionera en Mozambique
Murcia
Para promover sociedades más justas, pacíficas e inclusivas, no basta con reducir la pobreza y el hambre, o mejorar la calidad de la educación o del medioambiente, sino que es necesario apostar decididamente por la eliminación de las desigualdades que atentan contra la vida digna de millones de personas. Este es el mensaje que quiere transmitir este año Manos Unidas en su LXIV campaña contra el hambre, bajo el lema 'Frenar la desigualdad está en tus manos'.
Aprovechando el inicio de la misma, en Hoy por hoy Murcia nos hemos interesado por el testimonio de la hermana María Gómez Lechón, misionera en Mozambique y que pertenece a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, quien ha contado su testimonio de vida en primera persona y lamentado que la desigualdad acabe empujando a millones de seres humanos a malvivir en unas condiciones de vida inaceptables.
Ella junto a sus compañeras llegó en 2008 a Nacala, una población de la provincia de Nampula, al noreste de Mozambique, en la costa del océano Índico, para trabajar en un barrio marginal en proyectos de educación. "Cuando llegamos no sabíamos ni dónde habíamos caído, por entonces no existía Google Maps ni estas cosas", recuerda con una sonrisa.
La misión de María Gómez y del resto de hermanas de San Vicente de Paúl era la de poner en marcha una escuela de primaria para hijos de gente rural, que por entonces comenzaba a instalarse en este pueblo para buscar mejores condiciones de vida, "lo que más nos llamó la atención fue la cantidad de niños que había por la calle, era inmenso el número".
Tras ganarse la confianza de las familias comenzaron a registrar a los niños para poder escolarizarlos y poco a poco fueron consiguiendo lo que pretendían, que los niños tuvieran acceso a una educación para permitirles tener un mejor futuro y la garantía de poder valerse por sí mismos más adelante. Y así, gracias a Manos Unidas, fueron creciendo hasta conseguir poner en marcha otra escuela, en este caso de secundaria, para la que formaron a profesores nativos.
María Gómez ha resaltado la enorme desigualdad existente en la zona, donde los escasos recursos naturales suelen ser fuente de conflicto entre la población más vulnerable, "como ocurre en la actualidad en Cabo Delgado". Ahora mismo -comenta- allí es época de vacaciones y comenzará en breve la época de matriculas escolares, "las familias se las ven y se las desean para poder reunir los 10 euros que supone escolarizar a un hijo".
La hermana, que ha asegurado que si tuviese siete vidas, las siete las dedicaría a ser misionera, ha dejado claro con su testimonio que no es suficiente señalar como causas de la pobreza y el hambre en el mundo rural el escaso acceso a la tierra, la ausencia de infraestructuras, servicios públicos, derechos sociales o políticos, la debilidad de las políticas públicas, o la imposición de ciertas normas sociales, sobre todo para las mujeres. "Hay que añadir la inequidad en la capacidad económica, y a una todavía mayor dificultad de acceso a ingresos dignos".