El micromentario de Pepe Belmonte: 'El asunto Ábalos'

Murcia

El asunto Ábalos, con un nuevo caso de posible corrupción que está siendo investigado, ha sido el más coreado y repetido durante estos últimos días… y lo que te rondaré, morena, porque esto no acaba sino de empezar.

Me ha llamado mucho la atención la comparecencia del exministro Ábalos en una rueda de prensa, con una cara muy compungida, de no haber roto un plato en toda su vida.

Si, finalmente, es declarado responsable de los actos que se le imputan, propongo, desde aquí, desde esta columna, que se le conceda, con todo merecimiento, el Premio Max de las Artes Escénicas, por su genial actuación, sólo al alcance de los más consumados actores.

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Este nuevo pasaje, en el que la política y la corrupción vuelven a caminar de la mano, pone de manifiesto, si tenemos en cuenta todas las ramificaciones e implicados que están saliendo a la palestra, conforme se va destapando el asunto, que la corrupción no es un acto individual, sino, antes bien, una larga cadena de favores.

Y se pone de manifiesto, una vez más, que el Partido Popular, que se olvida por completo de la corrupción que ha generado a su alrededor en estos últimos lustros, cuando muerde, hace presa, y consigue unos réditos incalculables, dejando a su rival político bastante tocado.

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Decía Groucho Marx, al que deberíamos citar con más frecuencia, con el circo de política española que tenemos, que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso, y, después, aplicar las soluciones equivocadas”.