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Opinión

El micromentario de Pepe Belmonte: 'Entre jueces y políticos'

Columna de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia

El micromentario de Pepe Belmonte: 'Entre jueces y políticos'

Murcia

Sin entrar demasiado a fondo, por mi carencia de un conocimiento profundo al respecto, me gustaría referirme hoy al problema que se ha suscitado, y que no es nada nuevo, entre jueces y políticos, a raíz, sobre todo, de la imputación de la esposa del presidente de la nación española.

Cuando alguno de los miembros del Partido Socialista, y hasta el presidente mismo, ha criticado lo inoportunidad de dicha investigación, que se ha producido, hay que recordarlo, a las puertas de unas elecciones, el primero en saltar como una auténtica fiera ha sido el Partido Popular, que acusa al gobierno de querer meter la nariz en los asuntos del Poder Judicial, y exige que vayan todos a la cárcel, como en la película de Berlanga.

Resulta cuando menos grotesco, si no cómico, que el Partido Popular muestre a estas alturas tanto interés y tanto respeto por todo lo que tiene que ver con el Poder Judicial cuando, gracias a su inoperancia, desde hace casi seis años, el Consejo General del Poder Judicial sigue sin renovarse, a pesar de los tirones de orejas que nos dan en Europa, donde nos exigen arreglar cuanto antes el desaguisado que sólo el PP se niega a enmendarlo. Como para mear y no echar gota, que diría el castizo.

Pero el asunto de los jueces tiene otro componente que admitiría una larga y profunda reflexión. Ellos no quieren que ni el gobierno ni nadie se interponga en su labor, que, al parecer, es poco menos que sagrada e intocable.

Yo, sin embargo -y han de perdonarme mi osadía-, no le veo ningún mérito a un juez que no lo posea un maestro de escuela, un médico, un camarero o un simple agricultor.

Y, sin embargo, desde hace años, los jueces también ejercen, en sus ratos libres, de políticos y abandonan su “sagrada” independencia para opinar como ciudadanos normales y corrientes sobre lo divino y lo humano, incluida la política.

De manera que, con su curiosa actitud, están invitando a los propios políticos a que, también, en sus ratos libres, se conviertan en jueces y, a su vez, opinen sobre sus procesamientos, sus sentencias y sus autos. Donde las dan, las toman, que también diría el castizo.

En este asunto, piensa un servidor, debería suceder como con los árbitros de fútbol: cuanto más desapercibidos pasan en un terreno de juego, mejor resulta su actuación. O, como diría mi madre, que ni siquiera fue a la escuela, pero que poseía una exquisita filosofía popular: quien calla, jode y apaña.

Pero hay quien no se calla -sean jueces o sean políticos-, ni debajo del agua.

Pepe Belmonte

Profesor de Literatura Española de la UMU. Crítico...